Duran, el eterno púgil de Unió ante el desafío de sobrevivir al bipartidismo

  • Corría el año 1982 cuando Josep Antoni Duran Lleida logró por primera vez un escaño en el Congreso; casi treinta años más tarde, el veterano fajador de Unió vuelve a la brega en unas elecciones generales, terceras consecutivas como cabeza de lista, con el reto de sobrevivir al bipartidismo.

Roger Mateos

Barcelona, 15 nov.- Corría el año 1982 cuando Josep Antoni Duran Lleida logró por primera vez un escaño en el Congreso; casi treinta años más tarde, el veterano fajador de Unió vuelve a la brega en unas elecciones generales, terceras consecutivas como cabeza de lista, con el reto de sobrevivir al bipartidismo.

En una semana de campaña, Duran se las ha visto y deseado para sacar la cabeza entre PP y PSOE, luchando por no quedar eclipsado como tercero en discordia y reivindicando su papel de único voto útil para los catalanes: sólo CiU, dice, sabe hacer de "mariachi" defendiendo a viva voz en Madrid los intereses de Cataluña.

Nacido en 1952 en Alcampell, un pequeño pueblo agrícola de la zona catalanohablante del Aragón oscense, casado y con tres hijas, Duran estudió Derecho en la Universidad de Lleida y llegó a ejercer de abogado laboralista.

En 1974, con Franco aún en El Pardo, Duran se afilió a Unió Democràtica de Catalunya y en 1977 asumió sus primeros cargos de relieve, como presidente de las juventudes y miembro del comité de gobierno del partido.

Su ascensión fue progresiva pero imparable: entre 1979 y 1980 ocupó el cargo de teniente de alcalde en el Ayuntamiento de Lleida, en 1980 pasó a ser director general de Asuntos Interdepartamentales de la Generalitat, en 1982 se convirtió en el primer delegado de la Generalitat en Lleida.

Ha ocupado escaño en tres instituciones parlamentarias distintas: el Congreso de los Diputados (primero entre 1982 y 1993, luego como jefe de filas del grupo parlamentario de CiU de 2004 hasta hoy), la Eurocámara (de 1986 a 1987) y el Parlament (de 1999 a 2004).

En 1999, el entonces presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, le nombró conseller de Gobernación y Relaciones Institucionales, un cargo del que dimitió en 2001 a raíz de una de las crisis internas más explosivas que ha vivido CiU.

Duran estaba llamado a ser -o eso pareció en algún momento- el sucesor de Pujol como timonel de CiU y, por extensión, aspirante a heredar en las urnas el cargo de presidente de la Generalitat.

Pero los planes de Pujol eran otros: ungió a Artur Mas como su 'delfín' ante la estupefacción y la ira de un Duran que amagó con romper con sus socios convergentes, un convulso episodio que se zanjó con un nuevo pacto de federación entre Unió y Convergència.

Las heridas no acabaron de cicatrizar del todo hasta que Duran, en el último mitin de Mas en noviembre del año pasado en el Palau Sant Jordi antes de ser proclamado presidente de la Generalitat, le juró lealtad y enterró viejas rencillas.

El tándem se ha ido fortaleciendo hasta tal punto que el cartel de campaña del candidato de CiU a las generales presenta un diseño insólito, que ni los más osados se habrían atrevido a vaticinar hace sólo unos años: un Duran solemne y de perfil se superpone al rostro también de perfil de Mas, en un simbólico mensaje de unidad.

Completamente curado de un tumor en el pulmón que le detectaron tempranamente en vísperas de la campaña de las elecciones de 2008, uno de sus quebraderos de cabeza estos días es que en los mítines su voz a menudo flaquea: uno de los periodistas que le siguen por toda la geografía catalana lleva contabilizado centenar y medio de gallos en menos de una semana de gira.

La frenética actividad de campaña le impide relajarse con alguna de sus aficiones favoritas -la lectura de novelas, la música de Eric Clapton, las visitas al gimnasio, la vela o el esquí-, aunque sí ha tenido oportunidad de lucirse con otro de sus hobbies: tocar la batería.

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