"Estados Unidos tiene un profundo y permanente interés en la paz y la estabilidad en el Estrecho de Taiwán, y animamos a ambas partes a seguir avanzando hacia la construcción de lazos, a reducir las tensiones y promover la estabilidad sobre la base de la dignidad y el respeto", dijo el portavoz del Departamento de Estado, John Kirby.
Xi Jiping y Ma Ying-jeou, gobernantes de China y Taiwan respectivamente, se dieron la mano en Singapur en la primera reunión entre los líderes de ambas partes desde que Taiwán se separó del gobierno de China comunista en 1949.
"Estados Unidos da la bienvenida a la reunión entre los líderes de ambos lados del Estrecho de Taiwan y a la mejora histórica en las relaciones directas en los últimos años", sostuvo Kirby.
Los dos líderes se reunieron por más de una hora e intercambiaron palabras cálidas.
"Aunque estén rotos, nuestros huesos siguen unidos por los tendones. Seguimos siendo hermanos, compatriotas, la misma sangre corre por nuestras venas", dijo Xi.
China considera a la isla de Taiwán como una provincia rebelde y durante mucho tiempo ha fijado como objetivo volver a unirla a su jurisdicción continental.
A su vez, Ma pidió respeto mutuo después de décadas de hostilidades y rivalidad, e instó a "cambiar oposición por diálogo".
Tras la cumbre, de cariz fundamentalmente simbólico ya que ninguna de las partes acepta reconocer la legitimidad de la otra, no se anunció ningún acuerdo.
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