"El amor a los humildes es un tema poético importante", dice Manuel García

  • Alfredo Valenzuela.

Alfredo Valenzuela.

Sevilla, 27 abr.- El poeta, músico, editor, librero y profesor Manuel García (Huéscar, Granada, 1966) ha dicho a Efe, con motivo de la publicación de su último poemario, "La sexta cuerda" (Hiperión), que "el amor a los desfavorecidos y a los humildes es uno de los temas más importantes de la poesía".

García, que en algunos poemas alude a las consecuencias de la crisis económica, ha asegurado que se sitúa en esa tradición poética de preocupación por los desfavorecidos que arranca con "los poetas prerrománticos como Meléndez Valdés o Jovellanos, y los románticos como Byron o Espronceda".

Y que, ha añadido, prosigue con "los decadentistas como Baudelaire o Wilde; y con los grandes del XX en castellano como Antonio Machado, César Vallejo o Neruda; y con los poetas sociales como Blas de Otero o Ángela Figuera" y se extiende por "la poesía popular desde el Renacimiento hasta aquí".

García ha añadido que su procedencia humilde le inclina "al amor a los humildes y a la sencillez expresiva" y que de ahí su gusto por "el romance, los poemas arromanzados y la claridad de estilo de la prosa, aunque sin olvidar algunas formas de la tradición como el soneto", a las que llega "por el puro hedonismo musical, por el puro placer de la literatura".

Sobre otra de sus ocupaciones ha asegurado que "la bibliofilia es uno de los muchos paraísos artificiales en los que pasamos el tiempo a la espera de la muerte; enfermo es el que no se apasionó en su vida por nada, por la música, por los libros, por lo que sea".

Mientras que de su predilección por los libros viejos ha señalado que se debe a que en ellos "aún queda rastro de los oficios antiguos y de los hombres que los hicieron; en el papel, la estampación tipográfica, la encuadernación".

En cambio, "en los libros nuevos el texto impreso parece una mala sombra, una pegatina; además, los libros viejos tienen dentro la ensoñación que añadieron sus antiguos propietarios y lectores; por eso hice un poema con las cosas que encontré dentro de los libros".

Sobre qué hacer con una biblioteca cuando no cabe en casa, ha señalado que "cuando ya se han sobrepasado las dos casas llenas de libros, lo mejor es empezar a soltar lastre, eliminar libros malos o mediocres y, donde había treinta o cuarenta, añadir un buen libro de verdad, bien impreso y mejor encuadernado, de contenido impecable".

"Vender o regalar los libros propios es bueno, te abandonan a ti para ganar nuevos lectores y salen de tu biblioteca para llenarse o seguir llenándose de mundo", ha añadido.

De la posibilidad de una vida sin libros, ha dicho: "Ya estoy empezando a imaginarla y a prepararme para ella; los libros empiezan a ser para mí una carga; lo que no podría imaginarme ahora es una vida sin música".

García dedica poemas a varios compositores: "Antes me gustaban mucho Mahler y Verdi; de esa lógica aplastante, demoledora y perfecta al único que sigo escuchando es a Wagner; con los años empecé a interesarme de verdad por los locos solitarios: Liszt, Sainte Colombe o, en literatura, Hölderlin".

Sobre si de sus múltiples ocupaciones la que menos tiene que ver con los libros es la de profesor, ha contestado: "No; soy profesor de los antiguos, difundo los libros entre mis alumnos; en mis clases todo son alusiones a libros y a textos clásicos y modernos; he hecho a muchos lectores y he enviciado a muchos alumnos en los libros".

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