El cártel de los Zetas en México se pasa a las Relaciones Públicas

  • El poderoso cártel de los Zetas ha inventado una nueva forma de coacción: enviar comunicados a los medios de comunicación de Ciudad Victoria, en el estado mexicano de Tamaulipas. Los periódicos también tienen prohibido publicar historias que vayan en contra de estos narcos. Teniendo en cuenta las cientos de muertes que se les atribuyen cada año, no es de extrañar que los periodistas no se atrevan a decir "no".
Mike O'Connor, México D.F. | GlobalPost

En lugar de informar sobre cargos públicos corruptos o el aumento del crimen organizado, la periodista Marta López publica en su periódico de Ciudad Victoria comunicados de prensa de los Zetas. No se le ocurre modo alguno de luchar contra la nueva estrategia de comunicación que ha tomado el cártel de los Zetas. Según López, los narcotraficantes han creado su propia división de Relaciones Públicas, que envía noticias a los periódicos locales con orden de ser publicadas (o de lo contrario, sufrir las consecuencias).

Esta es la primera vez, que se sepa, que ocurre algo así en México. Periodistas de los cuatro principales diarios de Ciudad Victoria (la capital del estado de Tamaulipas, al noreste, en la frontera con EEUU) han confirmado la denuncia de López.

En muchas partes de México, el crimen organizado y los cárteles de la droga han logrado aterrorizar a los periodistas de medios locales o regionales para no publicar historias que no les convienen. Quienes lo intentan, son amenazados o asesinados.Por este motivo, en gran parte del país los periódicos, las televisiones y las emisoras de radio simplemente han dejado de cubrir cualquier tema que deje adivinar hasta qué punto está extendiéndose el crimen organizado en México.

“Hemos visto asesinatos en otros estados, y sabemos que hay periodistas que han desaparecido este año en Tamaulipas”, dice López refiriéndose a dos reporteros que fueron secuestrados en la ciudad de Reynosa en marzo y que se da por hecho que están muertos. “Aquí mismo tenemos tres casos de periodistas que fueron apaleados hace dos años”.

Marta López tiene 40 años y tres hijos. Comenzó trabajando a los 17 años en periódicos locales, y después lo hizo en una agencia y un periódico nacional en varios estados del país. Es lo suficientemente fuerte como para haber logrado escalar en el duro mundo del periodismo mexicano, pero no logra ver cómo salir de la situación que están atravesando ahora.

Los comunicados de prensa comenzaron a llegar hace unos cuatro meses, dice. Le llegan por correo electrónico, a menudo con fotos, a una persona del gremio que (se supone a cambio de sobornos) hace de enlace de los Zetas con la prensa. Dicho periodista reenvía los mensajes al resto de reporteros, que los publican en sus respectivos medios.

Los comunicados de prensa de los narco siguen dos líneas editoriales. Según López, los Zetas escriben sus “historias” para hacer que el Ejército mexicano salga mal parado. El Ejército está desplegado por todo el estado para combatirles, así que las historias de los narcos giran en torno a abusos de derechos humanos. “Algunas de esas historias son ciertas en cierto modo, pero son exageradas. Algunas veces ni siquiera son verdad”, dice la directora.

Y después está la otra línea, cuando los Zetas quieren que la policía local aparezca bien. “Protegen a la policía porque son sus aliados. Nos mandan historias sobre lo maravillosos que son los policías o su jefe, especialmente su jefe”, dice López.

Al principio, asegura, se trataba de tres o cuatro comunicados al mes. Ahora son dos o tres a la semana, y ya llegan incluso a ocupar las páginas de sociedad. Recientemente tuvieron que publicar una noticia sobre la fiesta de cumpleaños de un niño de cinco años, aparentemente el hijo de un pez gordo de la banda.

Cuando llega a sus manos uno de esos comunicados, López dice que va directamente a su jefe, el propietario del diario, para aconsejarle que no se publique. Le contestan que “haga lo que tenga que hacer”. Es decir, que lo publica.

El control que ejercen los cárteles en México va en aumento, y la prensa es a menudo uno de sus primeros objetivos, ya que quieren ocultar al público la verdad de sus acciones.En Tamaulipas, por ejemplo, los tentáculos de los cárteles llegan hasta la Policía y los gobiernos municipales, hasta el punto de que los narcos reinan prácticamente a sus anchas, según admiten periodistas en las cinco principales ciudades de la región. Pero nada de ello sale en la prensa, dicen. La noticia más importante (la de que los ciudadanos han perdido el control de sus ciudades a manos de los criminales), es la única sobre la que no se puede escribir.

El problema es que a los sicarios les resulta fácil atacar a los periodistas sin sufrir por ello demasiadas consecuencias. En menos de cuatro años en México han sido asesinados o han desaparecido 27 periodistas, aunque debido a las investigaciones precarias resulta imposible saber a ciencia cierta cuántos de estos casos están directamente vinculados a su trabajo como periodistas.

Aún así, cuando un reportero o un director recibe una llamada telefónica de un miembro de un cártel diciendo que no se debe de publicar un tema, saben que se trata de una amenaza real.Esta es la razón por la que Marta López no tiene demasiadas formas de combatir la nueva táctica de los Zetas.

Las exigencias para publicar su propaganda van en aumento, y el contenido es cada vez más radical. Al final, la realidad es que los periódicos que publican esas historias han tenido que pasar de permanecer mudos ante el problema del crimen organizado a ser sus agentes de desinformación, ayudándoles a afianzar su control sobre la región.

Y si funciona en Ciudad Victoria, la capital de Tamaulipas, ¿por qué no en el resto del estado y en otros lugares de México donde los cárteles tienen también poder? ¿Qué les podrá frenar?

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