Moscú.- El derrocado presidente de Kirguizistán, Kurmanbek Bakíev, afirmó hoy en Minsk que él es el jefe de Estado de ese país centroasiático y llamó a la comunidad internacional a negarle legitimidad al gobierno provisional creado por quienes lo depusieron.
"Como presidente de Kirguizistán y garante de la Constitución no puedo estar al margen de la responsabilidad por la catástrofe que vive mi pueblo y estoy dispuesto a asumir mis responsabilidades" dijo Bakíev, citado por la agencia rusa Interfax.
El depuesto presidente kirguís, que ayer recibió asilo político en Bielorrusia, compareció ante la prensa en la sede del secretariado de la postsoviética Comunidad de Estados Independientes (CEI).
"No hay fuerza que pueda detenerme. Sólo la muerte puede hacerlo", dijo Bakíev, quien hizo un llamamiento a la comunidad internacional a "no reconocer la banda que ha usurpado el poder".
También se dirigió a los ciudadanos kirguises para asegurarles que hará todo lo que esté en su mano para "devolver a Kirguizistán al campo constitucional".
"No permitiré que unos bandidos determinen la suerte del pueblo", dijo.
El depuesto presidente enfatizó que "Kirguizistán no será colonia de nadie y continuará la edificación de un Estado democrático independiente".
Bakíev, que fue derrocado el pasado 7 de abril tras violentos disturbios en Biskek, capital kirguís, y se refugió el jueves pasado en Kazajistán, donde supuestamente firmó una carta de dimisión.
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