Saber qué ha sucedido en el derrumbe parcial de las obras de remodelación del centenario hotel Ritz conllevará una investigación que puede prorrogarse varios meses y que, de momento, paralizará la reforma de uno de los hoteles más emblemáticos de la capital.
El accidente, que afectó a cinco forjados, provocó el fallecimiento de un obrero y once heridos, dos de ellos graves. Precisamente, el testimonio de los supervivientes será una de las claves para determinar de quién es la responsabilidad del derrumbe; si se trató de un error humano o si existe responsabilidad por parte de alguna de las empresas implicadas en la remodelación.
De momento, la investigación está en manos de la Policía Municipal, a través de la Unidad de Investigación y Coordinación Judicial aunque, en este caso, está recibiendo el respaldo de la Policía Nacional. Primero, realiza una inspección ocular del accidente (incluido un reportaje fotográfico), recopila pruebas y toma declaraciones a los testigos, con el objetivo de informar al Juzgado responsable de la investigación. Después de ese proceso inicial, llegan las solicitudes de documentación a la empresa responsable de las obras.
La constructora San José, encargada de la reforma del hotel, tras su adquisición por el grupo Mandarin Oriental, ya reconoció este martes que realizará una investigación interna para saber qué ha sucedido. En este caso, al tratarse de un grupo empresarial, la responsabilidad última puede recaer en la participada que esté al frente de la remodelación.
Ese, sin embargo, no es el último paso. Como en la casi totalidad de las obras de estas características, el grupo San José cuenta con varias subcontratas y será la investigación la que determine qué papel ejercía cada una de ellas en las obras y si se puede atribuir algún tipo de responsabilidad.
El accidente del Ritz seguirá un proceso similar a lo sucedido hace unos meses en el accidente de la calle General Martínez Campos, en el que fallecieron dos trabajadores. En este caso, la construcción de viviendas de lujo estaba en manos de la compañía Aldesa y, de nuevo, de varias subcontratas.
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