El Ejército ugandés asegura haber matado al jefe de guardaespaldas de Kony

  • El Ejército de Uganda aseguró hoy haber acabado, en la República Centroafricana, con el jefe de los guardaespaldas de Joseph Kony, líder de la guerrilla rebelde de origen ugandés del Ejército de Resistencia del Señor (LRA, por sus siglas en inglés).

Kampala, 21 ene.- El Ejército de Uganda aseguró hoy haber acabado, en la República Centroafricana, con el jefe de los guardaespaldas de Joseph Kony, líder de la guerrilla rebelde de origen ugandés del Ejército de Resistencia del Señor (LRA, por sus siglas en inglés).

El portavoz de las Fuerzas Armadas ugandesas, Felix Kulayigye, señaló hoy que el rebelde abatido fue identificado sólo como Binani, mientras que otro rebelde corrió la misma suerte y un tercero resultó herido.

"Binani era un hombre clave en las filas de Kony. Nuestras fuerzas le mataron junto a otro rebelde, hirieron a un tercero y se incautaron de dos ametralladoras", afirmó Kulayigye.

Otras fuentes de inteligencia que solicitaron el anonimato apuntan a que Kony habría enviado recientemente a Binani al norteño parque natural de Garamba, en la República Democrática del Congo (RDC).

Según esas fuentes, los militares ugandeses le habrían dado caza mientras regresaba a su base en Garamba, después de entregar mercancías, como marfil, y provisiones a Kony, supuestamente establecido en la República Centroafricana.

Hace meses, varias informaciones apuntaban a que el LRA podría estar obteniendo financiación a través de actividades como el tráfico de marfil.

Desde que comenzó su lucha, a finales de los años ochenta, Kony y sus secuaces han secuestrado, torturado, violado, cercenado y matado a decenas de miles de personas.

"La lucha comenzó para defender a la población acholi de las represalias del presidente (de Uganda), Yoweri Museveni", dijo a Efe Kenneth Banya, antiguo consejero de Kony y ex número tres del LRA en los 18 años que estuvo en las filas de los rebeldes, para los que aseguró haber sido reclutado por la fuerza.

A finales de los años ochenta, Kony aprovechó los restos del Movimiento del Espíritu Santo, de una tía lejana suya, Alice Lakwena, cuyas milicias habían sido derrotadas por Museveni.

Lakwena, al igual que haría Kony después, ya mezclaba matices religiosos con aspiraciones políticas, y en un inicio el líder del LRA luchaba con el supuesto objetivo de instaurar un Estado teocrático bajo los diez mandamientos en Uganda.

Los poderes sobrenaturales que se le atribuyen quizá hayan contribuido a que siga fugado, tras varias ocasiones en las que fuentes militares ugandesas han afirmado estar cerca de echarle el lazo.

Sin embargo, varios analistas coinciden en que Uganda -y los gobiernos de otros países afectados- han desaprovechado las oportunidades de zanjar el conflicto para poder seguir obteniendo apoyo económico y militar de donantes internacionales, cuyos fondos habrían sido desviados.

En 2005, la Corte Penal Internacional emitió una orden de arresto contra Kony y otros altos oficiales del LRA por crímenes de guerra y contra la humanidad.

Desde 2006, el LRA no opera en el norte de Uganda y se cree que se mueve entre Sudán del Sur, la RDC y la República Centroafricana.

En la actualidad, hay un dispositivo internacional que cuenta con apoyo de la Unión Africana y con consejeros militares enviados por Estados Unidos para detener a Kony.

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