El Gobierno aumenta la represión sobre los kurdos de Siria

  • El ataque del Ejército sirio sobre la ciudad de Yisr al Shugur ha sido tan contundente como el Gobierno había avisado. La población kurda de Siria representa al ocho por ciento de la población del país. La represión ya era su día a día, ahora tienen una razón más para luchar con el resto de ciudadanos contra el presidente Al-Asad.
Hugh Macleod, Beirut (Líbano) | GlobalPost

Para, Azad, un poeta y activista político de 24 años de Amouda, en el noreste de Siria, era una única voz la que gritaba desde las calles del otro lado del país. Una protesta que se abría paso entre la maraña de la división étnica y política que ha definido la identidad kurda en Siria durante generaciones.

"Cuando la gente de Derá gritó por la libertad, no por la unidad panárabe, no por la liberación de Palestina o por la unidad con Egipto y el Líbano como en el pasado, empujó a los jóvenes kurdos de Siria a sentir lo mismo que ellos", explica.

"Lo que ocurrió en erá ha incrementado mi orgullo nacional. Ahora, me siento más sirio que nunca".

Apátridas y reprimidos durante las cuatro décadas de gobierno del Partido Baaz y escépticos ante las recientes concesiones que les ha hecho el presidente Bashar al-Asad, se está librando un debate entre los kurdos de Siria, la principal minoría étnica del país. La discusión se centra en decidir si deben utilizar todo su peso en la campaña destinada a derrocar al régimen, una esperanza para los organizadores de la oposición que podría suponer un punto de inflexión.

Días antes de la ofensiva contra la ciudad de Yisr al Shugur, varios enfrentamientos hicieron al Ejecutivo sirio mirar hacia el norte del país. Varios residentes de la ciudad cerca de la frontera con Turquía dijeron que las muertes del personal de seguridad se habían producido después de que algunos soldados se negaran a abrir fuego contra civiles y fueran atacados por las tropas leales a Al-Asad. Los activistas han reconocido que algunos residentes podrían tomar las armas para defenderse.

Miles de familias aterrorizadas huyeron de sus hogares después de que los medios de comunicación del Estado advirtieran que la respuesta militar contra Yisr al Shugur, sería "contundente". También informaron que los tanques y las tropas se concentrarían alrededor de la ciudad. El jueves, la agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR, informó de que al menos 1.000 sirios habían cruzado la frontera hacia Turquía. Menos de una semana después, la cifra alcanza los 7.000 refugiados.

"Los partidos kurdos siguen buscando circunstancias más favorables para la reunión [con Al-Asad]", explicaba un comunicado del partido kurdo Yakiti, en nombre de los 12 partidos que rechazaron la oferta del presidente antes de comenzar el asedio a Yisr al Shugur.

Extranjeros en su propio país

Los kurdos en Siria suman alrededor de 1,7 millones de personas, lo que equivale al 8 por ciento de la población. El pueblo kurdo ha sufrido desde hace mucho tiempo la marginación bajo el Partido Baaz. Basándose en un Gobierno autocrático y una ideología que sólo reconoce a los árabes como ciudadanos, Al Asad tema a las demandas kurdas para obtener una mayor autonomía, dado el éxito que han tenido en la vecina Irak.

En 1962, un año antes de que el partido Baaz tomase el poder con un golpe militar, 120.000 kurdos en Hassake, otra población fronteriza con Turquía e Irak, perdieron la ciudadanía bajo el argumento de que no habían nacido en Siria.

"Hice dos años de servicio militar en el Ejército y después mi hermano mayor me dijo que ni así iba a tener la nacionalidad siria," explica Firharad, un vecino un remoto pueblo cerca de Malkiah, a 60 kilómetros al noreste de Hassake.

El anciano romper a llorar cuando recuerda las penurias de una vida pasada sin documentos oficiales y con acceso limitado a la salud estatal y a la educación, esperanzado de que sus nietos no tengan que  repetir la experiencia.

"He pasado mi vida sin educación, sin un buen trabajo", recuerda. "A veces conseguía trabajo temporal en el sector público, pero siempre tenía que cambiarme a otro puesto de trabajo. Traté de ir a Europa y al Golfo a trabajar, pero no pude conseguir un pasaporte ", explica Firharad.

Hace dos años, su esposa falleció después de que se negasen a operarla del corazón en el Hospital de la Universidad de Asad en Damasco. La razón del rechazo: no era una ciudadana siria.

Después de intentar crear un "cinturón árabe" en el norte de Siria expropiando tierras kurdas y donándoselas a los árabes en la década de 1970, el régimen inició una política de represión de la identidad kurda.

Se prohibieron la lengua y los libros kurdos en las escuelas, se prohibieron celebraciones como el Nowruz, el tradicional Año Nuevo kurdo, y los líderes políticos eran encarcelados de manera sistemática.

La política a largo plazo de la desposesión y la discriminación contra los kurdos en Siria la ha dejado entre las comunidades más pobres del país, con niveles de pobreza que se duplicaron, pasando del 40 por ciento al 80 por ciento en sólo tres años a partir de 2005, según un informe de 2008 de derechos humanos elaborado por el Ministerio de Asuntos Exteriores británico.

Gran parte de esa drástica disminución fue el resultado de una sequía prolongada en el noreste de Siria, que ha diezmado las comunidades kurdas, llevando a decenas de miles a abandonar sus tierras y marcharse hacia los centros urbanos.

Para Azad, el levantamiento contra la represión del régimen de Al-Asad representa una oportunidad de recuperar un patrimonio en peligro de extinción.

"Quiero cantar en la lengua kurda en una fiesta de bodas kurdas", dice. "¿Por qué debería tener miedo?¿Por qué debería esperar que las fuerzas de seguridad me arresten acusado de "dividir Siria y unirme a un Estado extranjero"? Quiero escribir en mi lengua materna, para poder expresar mis sentimientos y lo que está en mi corazón".

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