El islam político se impone en la recién estrenada democracia tunecina

  • El islamismo político se impuso en las primeras elecciones democráticas celebradas en Túnez tras el levantamiento popular que derrocó al presidente Zine El Abidine Ben Ali el 14 de enero y que se convirtió en el epicentro de la llamada "Primavera Árabe".

Miguel Albarracín

Túnez, 16 dic.- El islamismo político se impuso en las primeras elecciones democráticas celebradas en Túnez tras el levantamiento popular que derrocó al presidente Zine El Abidine Ben Ali el 14 de enero y que se convirtió en el epicentro de la llamada "Primavera Árabe".

Reprimido durante décadas y considerado organización terrorista por el antiguo régimen, el partido islámico conservador del Movimiento Al Nahda superó todas las expectativas en la primeras elecciones libres celebradas el 23 de octubre a la Asamblea Nacional Constituyente.

Se impuso por el doble de lo que vaticinaban las encuestas, con un 41,6% de los votos obtuvo 89 de los 217 escaño y ahora, su numero dos Hamadi Yabali, dirigirá el Gobierno que debe conducir al país a través de la transición.

Principal grupo parlamentario, Al Nahda negoció una alianza con el Congreso Por la República (CPR) segunda fuerza con 29 votos y con el Foro Democrático por el Trabajo y las Libertades (Atakatol), cuarta con 20.

Este tripartito domina la Asamblea Nacional Constituyente con sus 138 escaños, y, gracias a ello, se han repartido los puestos clave del país, Moncef Marzuki del CPR, como presidente del país, Mustafa Ben Yafaar del Atakatol, presidente de la Asamblea Nacional y Yabali, la jefatura del Gobierno, el cargo con mayor poder y atribuciones.

El pasado 11 de diciembre, con la aprobación de una miniconstitución de 26 artículos para la organización de los poderes públicos se rompió, a propuesta de Al Nahda, con el presidencialismo anterior de la República tunecina.

A partir de ahora, el presidente del Consejo de Ministros es quien crea anula y regula los ministerios, las secretarias de Estado y las empresas públicas.

Las divergencias surgidas entorno a esta constitución transitoria, que también rige el régimen de votación de la Carta Magna, provocaron también la primera crisis en el seno de la troika, que se desactivó otorgando nuevas prerrogativas al presidente.

Sin embargo, las voces discordantes, como la de Ahmed Nayib Chebbi del Partido Democrático Popular consideran que "priva al presidente del Estado de sus prerrogativas y concentra el poder en manos del presidente del Gobierno" convirtiendo a Al Nahda en el heredero del partido de Ben Ali.

Mientras el tripartito dirigido por Al Nahda comienza a dejar atrás el antiguo régimen, las sombras de la crisis económica y el descontento social todavía amenazan la estabilidad del país, pues la tasa de paro roza el 20 por ciento y no se prevé crecimiento económico para 2012.

La precaria situación económica, uno de los detonantes de la rebelión que acabó con Ben Ali y que estalló después de que el joven Mohamed Bouazizi se prendiera fuego, el 17 de diciembre de 2010, para protestar por la confiscación de su puesto de venta ambulante, continúa vigente.

Las manifestaciones de descontento en el centro del país, donde no han visto que la transición se haya traducido en mejoras en su nivel de vida o en su situación laboral continúan y los conflictos sociales se han multiplicado.

La cuenca minera de la región de Gafsa termina el año casi igual que lo empezó, bajo toque de queda y con todas las empresas y fábricas totalmente paralizadas a causa de las protestas que miles de parados llevan a cabo en las estaciones de trenes y autobuses y en las puertas de las fábricas y de los organismos estatales.

Los representantes de la Compañía de Fosfatos de Gafsa y del Grupo Químico de Túnez ya han advertido de la "gravedad de la situación" en tres regiones: Gafsa, Gabes y Sfax.

A esta profunda fractura social, heredada del antiguo régimen, hay que sumar otro nuevo elemento de desasosiego social: el cada vez mayor acoso de sectores del extremismo islámico a la vida universitaria, cultural y religiosa del país.

Se considera que unas 250 mezquitas, de las 5.000 que existen, están controladas por rigoristas, mientras se hace cada vez más evidente el aumento del número de mujeres que optan por cubrirse totalmente el rostro con el "niqab", influidas por las enseñanzas irradiadas desde Arabia Saudí.

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