El jefe de la policía ecuatoriana dimite tras la revuelta contra Correa

El jefe de la Policía de Ecuador dimite tras las protestas
El jefe de la Policía de Ecuador dimite tras las protestas

El comandante de la Policía de Ecuador renunció este viernes a su cargo en medio de la crisis desatada por la sublevación de algunos de sus efectivos, que mantuvieron secuestrado durante horas al presidente Rafael Correa en un hospital hasta que fue rescatado a balazos por el Ejército del país.

La protesta de la policía buscaba frenar el plan de austeridad del Gobierno que le quitaba beneficios económicos, pero según los analistas consultados se salió de control. El mandatario, en cambio, dijo que fue una excusa para dar "un golpe de Estado", en un hecho rechazado de inmediato internacionalmente.

Mientras la situación volvía poco a poco a la normalidad, el comandante de la Policía, Freddy Martínez, anunció su dimisión tras una sublevación que consideró una falta de respeto al presidente de la República y atribuyó a posibles infiltraciones.

En una conferencia de prensa, expresó su enorme pesar porque la Policía, que está llamada a mantener la seguridad ciudadana, provocó desorden y faltó el respeto al "Comandante General, al Presidente de la República". Tras los desórdenes, aseguró que el viernes todo estaba en "relativa calma" en las provincias de Ecuador y pidió al presidente que revise la ley que recorta los beneficios económicos a las fuerzas de seguridad.

En un mensaje a primera hora transmitido en la cadena nacional, la oficina de la Presidencia hizo un llamamiento "a la defensa de la democracia, a la defensa de la unidad nacional, a la defensa de nuestro Ecuador, que no puede quedar como ya ocurrió en regímenes pasados, en manos de unos cuantos aprovechadores".

Correa fue sacado el jueves por la noche del hospital en silla de ruedas y con una máscara antigas tras un intenso tiroteo entre las fuerzas de seguridad, que fue televisado en directo y fue el remate de una jornada que tuvo en vilo al país y la región.

Los choques a lo largo del caótico día, que incluyeron ataques a simpatizantes de Correa, dejaron dos policías muertos y 88 heridos, en su mayoría civiles, según la Cruz Roja. El Gobierno asegura que solamente falleció un policía.

Sin perdón para los rebeldes

Correa dijo que no habría perdón para los involucrados en la revuelta, que comenzó cuando algunos policías tomaron el mayor cuartel de la capital para reclamar la ley que impulsa el Gobierno y que recorta beneficios de policías y militares.

El presidente fue al cuartel para tratar de calmar los ánimos, pero fue abucheado, empujado y golpeado en medio de una lluvia de gases lacrimógenos. Por eso fue trasladado al hospital contiguo, que fue rodeado por los policías y mantuvieron allí encerrado al presidente hasta que fue rescatado por el Ejército.

Líderes políticos de América y Europa respaldaron a Correa, mientras que la Organización de Estados Americanos (OEA) emitió una resolución formal de apoyo. Los presidentes de Argentina, Chile, Colombia, Bolivia, Perú, Uruguay y Venezuela, además de altos funcionarios de Brasil, Guyana y Paraguay, se reunieron el jueves en Buenos Aires por la crisis y celebraron la liberación de Correa. Los ministros de Exteriores sudamericanos estaban viajando el viernes hacia Ecuador para mostrar su solidaridad con el Gobierno.

Y los vecinos Perú y Colombia reabrieron sus fronteras con Ecuador, tras haberlas cerrado el jueves por seguridad.

El recorte de incentivos económicos

Los analistas consultados apuestan a que Correa recuperará totalmente el control del atribulado país, pero creen que deberá pagar un coste político y que tendrá que ceder más control en la Asamblea. La sublevación policial ocurrió cuando Correa estudiaba disolver la Asamblea Nacional, de mayoría oficialista, enfurecido porque los legisladores de su propia fuerza se negaron a apoyar la ley de austeridad para reducir del tamaño del aparato público.

La disolución de la Asamblea Nacional permitiría a Correa gobernar por decreto hasta que se convoquen a elecciones generales, según la Constitución aprobada hace dos años. Su decisión tendría que ser avalada por la Corte Constitucional. Ante la agitación, los legisladores suspendieron una sesión el jueves en la que buscaban discutir nuevamente la ley que elimina los beneficios para policías y militares y que encendió la protesta y que ya tiene una aprobación inicial.

No quedaba claro cuándo podrían volver a tocar el controvertido tema, pero la Asamblea tiene plazo hasta el domingo para estudiarla y modificarla antes de que entre en vigor el lunes y pueda de nuevo avivar el descontento."No he convocado porque no hay condiciones aptas para llamar a una sesión", dijo el viernes la encargada de la Asamblea, Irina Cabezas.

Ecuador, un país en donde fueron depuestos tres presidentes en los últimos 13 años, depende de su riqueza petrolera. Aunque sus operaciones de crudo no se vieron afectadas por la crisis, la incertidumbre ayudó a disparar el jueves los precios del crudo a un máximo de siete semanas en el mercado de Estados Unidos.

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