El matrimonio acusado de matar al excompañero de su hija culpa al hijo menor

Tarragona, 12 mar.- El matrimonio acusado del homicidio del excompañero de su hija, ocurrido en Amposta (Tarragona) en septiembre de 2011, han culpado hoy del suceso a su hijo menor, que ya fue condenado por estos hechos, e incluso el padre, Juan G., ha asegurado que él había sido agredido por la víctima.

En la Sección Segunda de la Audiencia de Tarragona han declarado hoy Juan G. V., de 47 años, y Maria H.S., de 50, acusados del homicidio del excompañero de su hija a quien, según la acusación, atacaron con una barra de hierro y le propinaron diversas heridas con un arma blanca.

En la sesión de hoy, después de los progenitores ha declarado -aunque en este caso sin la presencia de la prensa- el hijo menor, Juan, de 15 años, a quien en julio del 2012 un juez de menores condenó por este mismo crimen a tres años de internamiento y a dos de libertad vigilada.

El fiscal pide para cada uno de los cónyuges, ambos españoles de etnia gitana y vecinos de Amposta, catorce años de prisión, la prohibición residir en Amposta durante 15 años, una orden de alejamiento de los padres de la víctima en un radio de 500 metros durante veinte años y el pago de una indemnización conjunta de 900.000 euros -600.000 para los padres del fallecido y 300.000 para su hijo-.

Por su parte, la acusación particular -que representa a la familia de la víctima- considera los hechos constitutivos de asesinato y pide 20 años de prisión. Mientras, la defensa pide la absolución de los dos procesados.

La víctima, Albert F., había tenido una relación sentimental con Cristina, la hija de los acusados, que dio como fruto el nacimiento de un niño, Kevin, que ya tiene 5 años.

Sin embargo, la relación entre Albert y Cristina se había roto y la chica se había ido con su hijo a vivir con sus padres. Además, se da la circunstancia de que la joven había denunciado a su excompañero por agresión.

Juan G. ha explicado que la noche en que ocurrieron los hechos, el 15 de septiembre de 2011, la víctima se encontraba a unos 70 metros de su domicilio y le oyó asegurar que le llevaría la cabeza de su hija "en una bandeja".

El acusado ha asegurado que cogió "el palo metálico de un recogedor" y bajó a la calle para recriminar a Albert que hablara de su hija y con la intención de "intimidarle" para que se marchara.

Sin embargo, la hombre ha asegurado que fue Albert, que medía 1,84 metros, frente a los 1,66 que mide él, quien le propinó "cinco o seis" puñetazos en la cara y le lanzó patadas por todo el cuerpo, haciéndole caer al suelo en dos ocasiones.

El acusado, que ha reconocido que golpeó a la víctima con el palo, ha recordado que la pelea prosiguió hasta que llegó su hijo, se abalanzó sobre la víctima y les separó.

Juan G. ha asegurado que, en aquel momento, no vio si su hijo llevaba un arma blanca, pero el menor le dijo: "Papa, vámonos que le he pinchado", ya en el ascensor, de vuelta a casa, comprobó que su hijo había cogido "una katana pequeña de adorno" y se la había clavado a Albert, que falleció poco después.

Por su parte, su mujer, María H.S. ha señalado que la relación entre Albert y Cristina era mala y su hija "no podía salir a la calle del miedo que le tenía".

La mujer ha recordado que la noche en que ocurrieron los hechos se acostó y vio a su hija llamando a los Mossos, tras lo que bajó a la calle y encontró a Albert que pegaba a su hijo menor, por lo que le tiró unas chanclas de goma y arrojó una jarra de cerveza al suelo, mientras su hijo les decía a ella y a su marido que se fueran.

Al igual que su marido, ha explicado que se enteró de que su hijo menor había apuñalado a la víctima en el ascensor, una vez que habían regresado a casa, y ha negado haber pedido que "rajaran" a la víctima.