San Sebastián, 5 nov.- El Centro Nacional de Investigación del Envejecimiento (CNIE), que se instalará en San Sebastián, comenzará su andadura sin edificio propio y con un presupuesto anual reducido a 5 millones de euros, frente a los 50 previstos inicialmente, aunque con el firme objetivo de ser referente mundial.
La crisis económica y el recorte de los fondos públicos ha obligado a redimensionar un proyecto, abanderado por la exministra socialista Cristina Garmendia, cuya ubicación estaba prevista en un nuevo edificio sobre una parcela del Parque Tecnológico de Miramón.
La viceconsejera en funciones del departamento de Sanidad, Olga Rivera, y el director del Instituto Biodonostia, Julio Arrizabalaga, han ofrecido hoy una rueda de prensa en San Sebastián para informar de la situación en la que se encuentra este centro de investigación del envejecimiento, cuyo patronato celebrará una nueva reunión el próximo jueves en la capital donostiarra.
De momento, lo que sí está claro es que el presupuesto del centro ha pasado de los 50 millones de euros anuales previstos inicialmente a los 5 millones por ejercicio comprometidos por el Gobierno Vasco hasta 2016, es decir, una décima parte de lo estimado.
También está confirmado que el CNIE iniciará su andadura en las instalaciones del Instituto Biodonostia de San Sebastián, que cederá un espacio de unos 150 metros cuadrados en el que podrán desarrollar su labor dos equipos científicos integrados en total por unas 16 personas.
Será después de que se conforme el próximo Gobierno Vasco cuando el patronato del centro decida también sobre la posibilidad de hacer realidad el edificio inicialmente planteado, en el que iban a trabajar 500 personas, que se han reducido hasta 60, que se irán incorporando además progresivamente tras un proceso de captación.
El recorte presupuestario obligará al CNIE a centrarse en la investigación humana, dejando a un lado el estudio animal, y a estudiar sólo tres de los nueve marcadores del envejecimiento celular -pérdida de la proteostasis, disfunción mitocondrial e inestabilidad genómica-, ya que el resto se abordarán mediante convenios con centros nacionales e internacionales.
Rivera ha explicado que han optado por estas tres áreas para centrarse en la parte de investigación que puede tener resultados concretos más rápidamente trasladables al beneficio social lo que facilitará también el acceso a nueva financiación tanto pública como privada por parte de un centro que aspira a paliar el proceso de envejecimiento o, al menos, a ralentizarlo.
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