Riad, 18 jun.- El ministro saudí de Defensa, el príncipe Salman bin Abdelaziz, confirmó hoy los pronósticos que le señalaban como favorito para convertirse en el heredero al trono de Arabia Saudí, en una designación relámpago que evidencia su prestigio dentro de la familia real.
No se espera que el príncipe Salman introduzca grandes rupturas respecto al actual monarca, Abdalá bin Abdelaziz, en un país que se mueve con pies de plomo.
Sin embargo, desde su nuevo puesto en la línea sucesoria deberá demostrar las dotes negociadoras que ha ejercitado a lo largo de su más de medio siglo como gobernador de Riad, donde se curtió en la política local y en los tratos con las tribus.
Nacido en 1935, los escasos conocedores de los herméticos pasillos de la realeza saudí le atribuyen una gran influencia sobre el resto de sus hermanos, por lo que su nombre saltó automáticamente a la luz después de la muerte el sábado del anterior heredero, el príncipe Nayef.
A diferencia del conservadurismo de este último, a Salman se le percibe como más próximo a la tímida línea aperturista del actual monarca, dentro de los rígidos vectores que gobiernan el reino wahabí (una interpretación rigorista del islam).
El analista saudí Abdulaziz al Jamis recordó recientemente en declaraciones al canal de televisión "Al Yazira" que el príncipe Salman "tiene fuertes relaciones con el 'establishment' religioso en Riad, por lo que lo más seguro es que haya una continuidad".
Salman bin Abdelaziz al Saud es el hijo número 25 del fundador del país, Abdelaziz al Saud, y fue criado en el palacio en Riad, donde acompañaba frecuentemente a su padre, junto a sus hermanos, en las audiencias a los mandatarios extranjeros.
El príncipe Salman pertenece al tronco más ilustre de la familia de Abdelaziz al Saud (1880-1953), conocido como los "Siete Sediriyin" y compuesto por los siete hijos que tuvo con una mujer de la familia Al Sediri.
En 1955 fue designado gobernador de Riad, entonces un pequeño oasis en plena Península Arábiga y hoy una próspera metrópoli impulsada por los petrodólares.
En numerosas ocasiones, Salman ha destacado sus fuertes vínculos emocionales con la capital saudí, que además le conecta espiritualmente con su padre.
"Siempre estoy cerca de Riad, incluso cuando no estoy físicamente allí. Para mi, Riad es la patria, el pasado, el presente y el futuro. Mi padre comenzó su gran viaje, que cambió el rumbo de la historia de la Península Arábiga, en Riad", señaló en un discurso hace cuatro décadas recogido en 2011 por el diario "Asharq al Awsat", en el que tiene participaciones.
Con 76 años, el príncipe Salman fue designado titular de Defensa en octubre pasado después de que el príncipe Nayef fuera nombrado heredero, lo que ya se interpretó entonces como una clara señal de su ascensión en la línea dinástica.
En su corto paso por el Ministerio, ha ganado reputación por su capacidad de trabajo y su voluntad de implantar cambios en unas estructuras arcaicas, según los analistas.
Según documentos de la diplomacia estadounidense difundidos por Wikileaks, Salman considera que la democracia está "alejada de la cultura saudí" y no la ve conveniente para la sociedad actual saudí.
El heredero ha presidido varias comisiones para recaudar ayuda para la población de países musulmanes perjudicada por catástrofes naturales o por conflictos bélicos, como Pakistán, Bosnia o Kuwait.
Además, el príncipe se ha destacado por su presencia importante en los medios de comunicación saudíes, con el 10 % de participación en una institución de comunicación que publica diarios y revistas de gran tirada y de la que su hijo el príncipe Faisal es el director.
Otro hijo suyo, el príncipe Abdul Aziz, ocupa el cargo del viceministro de Petróleo y el tercero, Sultán, es el jefe de la Asociación de Turismo y Patrimonio.
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