El reinado de Al Sisi nace con el "pecado" de la abstención

  • La baja participación en las presidenciales egipcias, más propia de la era del depuesto Hosni Mubarak, ha provocado un ataque de pánico en el Estado, consciente de que el exjefe del Ejército Abdelfatah al Sisi no obtendrá el mandato que deseaba.

Enrique Rubio

El Cairo, 28 may.- La baja participación en las presidenciales egipcias, más propia de la era del depuesto Hosni Mubarak, ha provocado un ataque de pánico en el Estado, consciente de que el exjefe del Ejército Abdelfatah al Sisi no obtendrá el mandato que deseaba.

Toda vez que su victoria se daba por supuesta de antemano, donde Al Sisi se jugaba las habas era en una participación que demostrase que el apoyo que tiene es real y no solo una proyección de la furibunda plataforma mediática que lo respalda.

Sin embargo, el "Mariscal" parece no haber superado la prueba.

Hasta algunos de sus partidarios más enconados reconocen ahora que su campaña electoral, en la que Al Sisi ha permanecido invisible para los ciudadanos, ha sido un despropósito.

"Hoy ha quedado claro para todo el pueblo egipcio que la campaña de Al Sisi es el mayor fracaso en la historia de las elecciones presidenciales", sentencia en un duro artículo de opinión el jefe de redacción del diario promilitar "Al Watan", Magdi al Galad.

El batacazo se debe a la "arrogancia y soberbia" de la campaña, que "no desplegó esfuerzos para movilizar a los electores, especialmente a los jóvenes", según Al Galad.

Interpretar la abstención siempre es una tarea quimérica, y, como suele ocurrir, todos tratan ahora de arrimar el ascua a su sardina.

Las instituciones culpan al fuerte calor. Para los Hermanos Musulmanes y sus aliados, se trata de un gran éxito para su llamamiento al boicot. Para muchos, sin embargo, en favor de la desafección ha jugado que son unas elecciones con un resultado cantado, a imagen y semejanza de las que convocaba Mubarak.

Un joven abstencionista lo resume a la perfección: "Por fin nos hemos puesto de acuerdo en algo. En no decir nada".

La insólita decisión de la Comisión Electoral Suprema de extender hasta hoy el plazo para la votación ha contribuido tan solo a hacer aún más evidente la escasa afluencia en las urnas.

La reacción histérica de las autoridades, con amenazas de imponer multas a quien no vote -algo estipulado en la ley pero raramente aplicado-, está dejando episodios reveladores.

En un pueblo de Sharquiya, en el delta del Nilo, un funcionario de una mesa electoral revisó la lista de electores, con sus direcciones incluidas, y después fue casa por casa para arrastrar a los vecinos hasta las urnas.

Entre los exabruptos más comentados figura el del polémico periodista y dueño de la televisión "Al Farain", Taufiq Okasha, quien se preguntó si una mujer que prefiere hacer la compra y luego cocinar en lugar de ir a votar no debería "recibir un disparo o dispararse ella misma".

En una de sus últimas entrevistas, Al Sisi confió en que el número de votantes alcanzase los 40 millones.

Ahora, el aspecto casi desértico de los colegios electorales, pese a los esfuerzos de las televisiones por hacerlos aparecer repletos, obligará al exministro de Defensa a plantearse algunas preguntas.

Como dice un diplomático europeo a Efe, la indiferencia de los egipcios ante las urnas coloca a Al Sisi ante su primera gran prueba.

"Es posible que al principio se muestre algo más conciliador, aunque sea en las formas, pero está claro que en estas circunstancias tampoco se va a poner a dar bandazos", pronostica este diplomático.

Complicada papeleta también para el otro candidato, el izquierdista Hamdin Sabahi, quien aspiraba a convertirse en el líder de la oposición pero que está siendo muy criticado por continuar en la carrera y no retirarse en protesta por las irregularidades.

Sabahi es consciente de que si da un paso a un lado, sus aspiraciones políticas en el futuro Egipto de Al Sisi quedarían muy mermadas, y por eso justificó hoy su decisión de seguir con el argumento de que, de retirarse, favorecería el boicot que defienden los islamistas.

De cualquier forma, la resonancia de unas elecciones que se presumían átonas puede marcar el futuro a medio plazo de la Presidencia de Al Sisi, con unas elecciones legislativas en el horizonte sobre las que ahora asoman negros nubarrones.

Mostrar comentarios