'Enfermeros de la muerte' de Uruguay: los casos se multiplican

  • Tras el caso de los enfermeros que mataron a al menos 15 pacientes con morfina para la tos y aire en las venas en dos hospitales de Uruguay, una asociación ha recibido 250 denuncias similares.
Llueven las denuncias en Uruguay tras el caso de enfermeros asesinos
Llueven las denuncias en Uruguay tras el caso de enfermeros asesinos
Agencias

Morfina para dormir a los enfermos con problemas respiratorios e inocular 20 centímetros cúbicos de aire en las venas para permitir "descansar" a los ingresados en la unidad de cuidados intensivos eran parte de los remedios que aplicaron los "ángeles de la muerte" uruguayos.

Según se desprende del auto judicial difundido este miércoles (esta madrugada en España), los dos enfermeros acusados de asesinar a al menos 15 pacientes de dos hospitales de Montevideo emplearon esos métodos que consideraban como actos "piadosos" y "beneficiosos para la humanidad".

En sus declaraciones ante el juez Rolando Vomero, el enfermero de 46 años Ariel Acevedo, que trabajaba en la Asociación Española de Socorros Mutuos y al que se responsabiliza de la muerte de diez personas, dijo haber empleado una jeringa de 20 centímetros cúbicos para inyectar a un número indeterminado de pacientes.

"¿Cuántos?, es imposible de contestar, porque no es una cosa para llevar la cuenta. Lo hacía para, es contradictorio lo que voy a decir, pero lo hacía por la humanidad", dijo Acevedo en los tribunales según recoge el auto del juez instructor.

Acevedo, que reconoció a diez personas como víctimas en la lista que le presentaron tras ser detenido, confesó que su actuación se produjo porque "estaba al límite" de su persona por el sufrimiento de la gente y que por eso tomó la decisión de "hacer que la gente dejara de sufrir".

"Pero pasó tanto tiempo y veía que eso, se continuaba y se continuaba. Y reitero, mi intención no era parar la vida, sino permitir descansar", dijo.

Por su parte, Marcelo Pereira, de 39 años, acusado de cinco asesinatos y padre de dos hijos, confesó haber "suministrado medicación que no estaba en la historia clínica a pacientes que estaban en etapa terminal".

El caso que permitió finalmente detener a los dos enfermeros, que se conocían pero que no actuaban en conjunto, fue precisamente por una de estas intervenciones de Pereira.250 denuncias por casos sospechosos

Tras horrorizar a Uruguay y al mundo, el caso de los 'enfermeros asesinos' amenaza con abrir una caja de pandora en el país sudamericano, después de que una asociación de usuarios anunciara este miércoles la recepción de 250 denuncias similares.

Primero fue el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, al admitir el martes que puede haber más casos de muertes provocadas en los hospitales uruguayos por el personal de enfermería y que algunos se pueden remontar a "siete años atrás".

Y este miércoles fue el Movimiento Salud para Todos el que acabó de sembrar el pánico al anunciar que, tras difundir el martes los teléfonos de la organización en los medios de comunicación, le han llovido en pocas horas cientos de llamadas y cuenta ya con un volumen de información "impresionante"

Además de las 250 historias clínicas que están revisando, lo más preocupante es que las potenciales víctimas de enfermeros no se circunscribirían solamente a Montevideo, sino también a otros puntos de Uruguay, y se desconoce todavía desde cuando sucede esto en el país, según esa entidad.

Así saltó la alarma

El pasado día 12 de marzo, Gladys Lemos ingresó en el hospital Maciel con un cuadro de hipoglicemia causado por su diabetes.

"A esta señora la fui a controlar y estaba con hipotensión importante. Estaba con trabajo respiratorio. Traté de comunicarme con ella, quería saber si estaba ubicada en tiempo y espacio, que no lo estaba. Tenía un déficit del lado derecho y estaba con una afasia de expresión. Entonces le administré una ampolla de morfina, no con el fin de matarla, sino con el fin de sedarla", dijo el enfermero Marcelo Pereira al juez.

Tras suministrar la droga, la mujer entró en paro respiratorio y el enfermero sintió un ronquido, tras el cual se marchó a controlar a otros pacientes.

Luego, buscó al médico y a la enfermera para reanimar a la mujer, maniobra en la que participó sin decir que le había inyectado morfina.

En su informe, el forense determinó que tenía lidocaína en la sangre, algo contraindicado con su enfermedad, pese a lo cual el médico indicó que la causa de la muerte fue indeterminada.

El enfermero admitió que la maniobra la realizó con otros cuatro pacientes.

"No recuerdo a que otros pacientes lo hice. No niego que he dado sedantes a pacientes, pero no recuerdo el paciente. Recuerdo que eran pacientes que tenían un mal pronóstico vital. Son pacientes en los que no hay una resolución de vida. Eran pacientes que estaban sufriendo", indicó.

Precisamente, el enfermero lamentó particularmente que no se den drogas de este tipo a pacientes que por ejemplo no pueden respirar y sufren por ese motivo.

Así, Pereira apuntó que si su madre su padre estuvieran en una situación así "hablaría con el médico para que los sedaran".

"Mi error fue haberlo administrado sin autorización médica. No fue con el fin de matar a nadie", dijo.

El enfermero insistió ante el juez en esas tesis, lamentando que "no sé por capricho de quién", no se toma la determinación de sedar a los pacientes para que "por fin puedan descansar en paz".

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