Erdogan, un candidato presidencial fuerte frente a una oposición fragmentada

  • El primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, será el candidato del islamista Partido Justicia y Desarrollo (AKP) en los primeros comicios presidenciales directos de agosto próximo, lo que abre el camino para que extienda durante cinco años más su dominio político de este país euroasiático.

Ilya U. Topper

Estambul, 1 jul.- El primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, será el candidato del islamista Partido Justicia y Desarrollo (AKP) en los primeros comicios presidenciales directos de agosto próximo, lo que abre el camino para que extienda durante cinco años más su dominio político de este país euroasiático.

"Esto no es una despedida, sino una apertura, un inicio, el primer capítulo del Corán", describió el aún primer ministro Erdogan, de 60 años y en el poder desde 2003, su apuesta por intercambiar la jefatura del Gobierno por la presidencia del país.

La presidencia turca es en gran medida una institución ceremonial, pero Erdogan ha dejado claro que está a favor de un sistema que otorgue más poderes al jefe del Estado.

Pocos dudan de que Erdogan saldrá elegido en las urnas, posiblemente incluso en la primera vuelta, el próximo 10 de agosto, dado que tiene enfrente a una oposición fragmentada.

"Los sondeos dan a Erdogan un 51 por ciento en primera vuelta" explicó a Efe en conversación telefónica Mensur Akgün, director del centro de estudios políticos turco GPOT.

Enfrente tiene a Ekmeleddin Ihsanoglu, un académico de 70 años que es el candidato de consenso entre los dos mayores partidos de la oposición, el socialdemócrata CHP y el nacionalista MHP.

"No es un político y su figura ya ha creado disenso en las filas del propio CHP, donde un importante número de diputados incluso está buscando un candidato alternativo", destacó Akgün.

Para el sector más laico del CHP pesa mucho el pasado de Ihsanoglu, nacido en El Cairo, formado en la Universidad egipcia de Al-Azhar y conocido por haber sido el secretario general de la Organización de la Cooperación Islámica (OCI) entre 2004 y 2014.

"No es una figura religiosa, pero es percibido como tal", analizó Akgün.

El tercer hombre en la carrera electoral es Selahattin Demirtas, presidente del prokurdo partido Paz y Democracia (BDP), "un buen político, pero que no podrá recoger más del 6 o 7 por ciento de los votos", a juicio del analista.

Es precisamente el nivel que el BDP, que se presenta ahora bajo las siglas de su formación hermana HDP, ha ido alcanzando en las últimas citas con las urnas, gracias a su firme respaldo en el sector más reivindicativo de la población kurda.

Pero el sector descontento del CHP no podrá respaldar a Demirtas, señaló Akgün, "porque son en gran parte nacionalistas y es muy difícil imaginar que voten por un candidato kurdo", que encima lidera un partido al que muchos siguen considerando el brazo político de la guerrilla kurda PKK.

Así las cosas, el mayor desafío para Erdogan no es ganar contra sus rivales sino asegurar que su propia casa, el Partido Justicia y Desarrollo, no se derrumbe sin él.

El candidato a presidente tendrá que dejar no sólo el cargo de jefe del Gobierno, sino que tampoco podrá mantener afiliación política alguna, según exige la ley turca al jefe del Estado.

Pocos dudan de que Erdogan, cuya omnipresencia en el AKP no ha permitido la aparición de figuras relevantes alternativas, seguirá moviendo los hilos de la formación que fundó en 2001.

Pero un político percibido como mero ejecutor de la voluntad de Erdogan no podrá imponer disciplina en un partido con una amplia diversidad de votantes, indicó el analista Sinan Ülgen en una reciente charla con la prensa.

"Hace falta un primer ministro fuerte para mantener un AKP fuerte que pueda arrasar en las elecciones generales de 2015", detalló.

En la próxima cita con las urnas, el AKP necesita una victoria mayor que la de 2011 si quiere alcanzar los dos tercios del Parlamento, proporción que permite modificar la Constitución para dar más poder a la presidencia, una intención avanzada hoy por Erdogan.

Y el crecimiento económico, hasta ahora para muchos votantes de Erdogan la razón principal de su respaldo al AKP, sin duda se reducirá en el futuro.

"Cualquier cifra de crecimiento por debajo del 5 por ciento hará subir el desempleo, y las previsiones para el año que viene nos dan un máximo del 3 por ciento", precisó Ülgen.

Por lo pronto, la Bolsa de Estambul perdió hoy medio punto, momentos después de anunciarse la candidatura del AKP.

Ülgen cree que Erdogan probablemente mantendrá un discurso agresivo y polarizador al menos hasta las elecciones parlamentarias de 2015, una estrategia que le ha dado excelentes resultados hasta ahora, al cohesionar sus propias bases frente a las protestas antigubernamentales alrededor del parque Gezi de Estambul.

Pero sigue siendo una incógnita quién llevará las riendas del Gobierno hasta entonces.

El único político del entorno de Erdogan con suficiente apoyo popular es el actual presidente turco, Abdullah Gül.

Tras varias desavenencias con su antiguo compañero, Gül dejó entrever que no estaría dispuesto a aceptar un intercambio de sillones, pero el domingo dijo, de forma críptica, que de eso "se hablará después" de anunciarse la candidatura de Erdogan.

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