¿Es el capitalismo el culpable del cambio climático? Lo siento, la respuesta es no

Por si queda alguien que no lo sabe: la desaparición del Mar de Aral–un lago situado en Asia Central, con una extensión equivalente a la de toda Castilla-La Mancha-- es uno de los mayores desastres ecológicos producidos por el hombre en toda la historia.

La ambición económica de convertir las costas del Aral en terreno cultivable condujo a su desecación a partir de 1960. Hoy del Aral apenas queda el 10 por ciento del agua original, con un índice de salinidad del 45 por ciento, el doble que la del océano. El Aral no es un mar muerto: es un mar al que han matado.Capitalistas y planificadores

Antes de adelantar juicios: contra lo que la mayoría pensará, el desastre del Aral no se debe a codiciosos capitalistas que por acumular más dinero todavía a sus repletas carteras no les importa esquilmar la tierra hasta su desertificación. Pues no, no fueron los capitalistas: fueron los planificadores de la Unión Soviética quienes, en 1960 decidieron desviar el curso de los ríos que desembocaban en el Aral para irrigar las tierras colindantes y cultivar algodón en ellas. De hecho hoy Uzbekistan es uno de los grandes productores del mundo de algodón… Aunque deben importar del Pacífico todo el pescado, del que antes se autoabastecían.Sensiblería ecológica

En el festival mundial de sensiblería ecológica que ha provocado la Cumbre de Paris sobre el Cambio Climático, se cuela hasta el aburrimiento la idea de que el ADN del capitalismo, explotador de hombres y recursos naturales, es el que ha provocado las tristes condiciones ambientales en las que se desenvuelve buena parte de la humanidad.

A ver si nos enteramos de una vez: la conjunción de capital y trabajo para producir bienes que lanzar al mercado en régimen de competencia (o sea, el capitalismo) no tiene como objetivo esquilmar la tierra, ni la explotación de la clase obrera.

El capitalismo es solo el mejor sistema para organizar la economía de una sociedad. Si hay fallos y hay errores –que sin duda abundan—estos están provocados por el hombre mismo.Banqueros estafadores

Por no ir muy lejos: los banqueros que maniobraron durante años para que el índice financiero Libor variara a su conveniencia no eran propiamente capitalistas, sino chorizos defraudadores, el capitalismo no tiene entre sus reglas “estafarás al cliente”, como acaban de hacer Deutsche Bank o Volskwagen. Si eso ocurre es, precisamente, porque se han roto las reglas del capitalismo.

Lo que usted quiera, jefe, pero en el capitalismo hay más chorizos que en sistemas donde la organización de la economía corre por cuenta del Estado. Pues no, ¿o es que en la URSS y en la China de Mao no era la corrupción la base sobre la que funcionaba todo?.

La codicia, la envidia, la avaricia… No tienen su origen en un sistema o en otro, sino en el corazón del hombre, y tan hombres son los capitalistas como los comunistas. Y, por tanto, de las catástrofes climatológicas –reales o supuestas—que nos aguardan no cabe culpabilizar en exclusiva al capitalismo.