España reflexiona en la víspera de sus legislativas más abiertas

  • Los líderes políticos se daban una tregua este sábado, "jornada de reflexión" en España, tras dos semanas de intensa campaña electoral, mientras muchos votantes se debatían aún entre uno u otro candidato en la víspera de sus legislativas más inciertas.

Tras sus últimos mítines el viernes por la noche en Madrid y Valencia, en el este del país, los cuatro principales candidatos aprovechaban el día para pasarlo con sus familias, hacer deporte o descansar antes de una cita decisiva.

Aunque el conservador Partido Popular (PP) del jefe del ejecutivo saliente, Mariano Rajoy, de 60 años, parte como favorito, perderá según todos los sondeos la cómoda mayoría absoluta con la que llegó al poder a finales de 2011 tras dos legislaturas del socialista PSOE, al que muchos españoles culpaban de la crisis.

"¡Cada vez hay más gente en nuestro país que quiere que cambien las cosas!", afirmaba en su último mitin el viernes por la noche Pablo Iglesias, profesor de Ciencias Políticas de 37 años y líder del partido antiliberal Podemos, que desde su fundación hace dos años dio la sorpresa en las elecciones europeas de 2014 y las municipales españolas de mayo.

La del domingo se presenta como una votación histórica que permitirá la entrada sin precedentes en el parlamento de su formación y de la centrista Ciudadanos, presidida por el abogado Albert Rivera, de 36 años.

Impulsados por el descontento social a raíz de las políticas de austeridad y el estallido de innumerables escándalos de corrupción, prometen cambiar la forma de hacer política en España y amenaza el bipartidismo del conservador Partido Popular y el socialista PSOE, que alternan en el poder desde 1982.

"¡Que no, que no, que no nos representan!", el eslogan mil veces repetido por los manifestantes en incontables protestas en los últimos años, contra una clase política que muchos consideran demasiado alejada del pueblo, podría así acallarse.

"Antes votaba al partido menos malo y ahora sí que de verdad se proponen cosas que van más con mis ideas", decía a la AFP José María Almagro, de 32 años, ejecutivo en una empresa de moda, en el último acto de campaña de Ciudadanos.

De confirmarse los sondeos, los votantes castigarían también a los socialistas, liderados por Pedro Sánchez, un profesor de economía de 43 años. Ahondarían en su fracaso de hace cuatro años restando al menos una veintena de diputados a los 110 obtenidos entonces, en el que ya fue el peor resultado de su historia.

Sin embargo las encuestas son volátiles, de un día para el otro una formación pasa de la cuarta a la tercera y de ahí a la segunda posición en intenciones de voto e incluso los institutos de sondeos admiten que, ante una situación política inédita y con un 20% aún de indecisos, les cuesta prever qué ocurrirá.

Desde el retorno de la democracia en 1978, tras el fin del franquismo (1939-1975), ningunas elecciones habían sido tan inciertas.

Lo único seguro es que llegó el fin de la hegemonía tradicional de PP y PSOE y que, en un parlamento fragmentado, ningún partido podrá imponer su voluntad y todos tendrán que negociar.

"Por lo menos, el hecho que tengan que pactar, que tengan que dialogar, ya es una buena parte del cambio y positivo para la democracia", consideraba Almagro con una amplia sonrisa.

Para marcar la diferencia, Rajoy, que se dirige principalmente a un electorado de más de 50 años, ha basado su campaña en su experiencia.

Se presenta como garante de estabilidad política ante el proyecto independentista en Cataluña y de continuidad económica en un momento de crecimiento del PIB tras más de seis años de crisis.

"Hemos pasado lo peor, hemos superado muchas cosas, sería una pena tirar por la borda todos los esfuerzos", afirmaba a la radio pública en su última entrevista antes de los comicios.

Queda por ver cuántos españoles están de acuerdo con él.

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