Pekín, 22 ago.- La mujer del activista chino Qin Yongmin, conocido por su defensa de los derechos humanos, ha pedido a la ONU en una carta que investigue los abusos que ella y su marido sufren por parte de las autoridades, entre ellos el acoso permanente, la negativa a reconocer su matrimonio y que la obligaran a abortar.
Wang Xifeng hizo pública hoy la misiva a través de la organización Human Rights China, con sede en Hong Kong, y en ella denuncia que las autoridades de la ciudad de Wuhan (capital de Hubei, centro) la han acosado a ella y a su marido desde que se casaron "ilegalmente" el pasado mayo.
"Estamos bajo vigilancia las 24 horas. Podemos salir de casa, pero nos limitamos a movernos dentro de la ciudad y siempre vigilados", dijo hoy a Efe Wang desde Wuhan.
La historia, según narra Wang en la carta, comenzó cuando el pasado mayo se mudó a Wuhan para casarse con el activista, un matrimonio inválido a los ojos de las autoridades que se han negado reiteradamente a concederles la licencia, sin alegar motivos justificados.
Ambos, dice Wang, fueron detenidos durante 26 días en junio sin recibir explicación, y ella fue forzada a abortar porque las políticas de planificación familiar prohíben a parejas no casadas tener niños.
El permanente acoso ha llevado a Wang a "tener miedo constantemente", tal y como describe en el texto, y a no saber "si en algún momento nos van a volver a detener", asegura a Efe.
El motivo por el que considera que están siendo acosados es el largo activismo de su marido en la defensa de los derechos humanos, que le ha llevado a pasar dos de las últimas tres décadas en prisiones, cárceles "negras" (ilegales) y campos de reeducación.
Qin empezó su activismo en la década de 1970 y fue conocido por fomentar una reforma política a finales de los años 90 y por cofundar el Partido Democrático de China (PDC).
"Mi marido está a mi lado y está bien, pero no puede hablar, son las reglas de las autoridades. Hace días publicó un anuncio y dijo que no se iba a suicidar", explica Wang desde la casa que comparten.
En su carta, Wang afirma que las autoridades incluso intentaron hacerla regresar a Datong (provincia noroccidental de Shanxi) para alejarla de su marido, y que han acosado y golpeado a miembros de su familia bajo el pretexto de acometer investigaciones sobre ellos.
Wang, quien dice estar por el momento recibiendo la ayuda de dos abogados locales, exige también a las autoridades chinas que aprueben su certificado de matrimonio en virtud de "los derechos humanos más básicos".
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