Ewa Kopacz, la discreta doctora polaca siempre fiel a Donald Tusk

  • Ewa Kopacz, presidenta del Parlamento polaco, ve como su incuestionable lealtad política a Donald Tusk va a ser premiada con la jefatura del Gobierno de Polonia, un puesto con el que esta pediatra de 57 años, discreta madre divorciada y exministra de Sanidad, nunca había soñado antes.

Nacho Temiño

Varsovia, 12 sep.- Ewa Kopacz, presidenta del Parlamento polaco, ve como su incuestionable lealtad política a Donald Tusk va a ser premiada con la jefatura del Gobierno de Polonia, un puesto con el que esta pediatra de 57 años, discreta madre divorciada y exministra de Sanidad, nunca había soñado antes.

Kopacz se reunió hoy con el presidente del país, Bronislaw Komorowski, quien el lunes volverá a recibirla para encargarle la formación del nuevo Ejecutivo.

El liberal Donald Tusk se marcha a Bruselas, donde presidirá el Consejo Europeo, pero ha decidido dejar al frente del Ejecutivo polaco a una persona de su máxima confianza, dispuesta a continuar sin sorpresas la agenda política marcada en los últimos siete años.

Es esta fidelidad a Tusk la que, si no hay sorpresas, convertirá a Kopacz (Skaryszew, 3 de diciembre de 1956) en la segunda mujer que preside el Gobierno en Polonia (la primera fue Hanna Suchocka, quien ocupó el cargo menos de once meses entre 1992 y 1993).

Otro político liberal, Jacek Protasiewicz, ha dicho que Tusk "se lleva bien con las mujeres" al considerar que "son más leales que los hombres", mientras algunos de sus compañeros de partido reconocen que "Kopacz nunca ha cuestionado ni cuestionará el liderazgo de Tusk".

Lo cierto es que las luchas de poder en 2011 entre Tusk y el segundo en el partido, entonces Grzegorz Schetyna, marcaron la oportunidad para que Kopacz diese el salto a la presidencia del Parlamento y se convirtiese una de las figuras de Plataforma Ciudadana.

Una fidelidad que Kopacz pudo demostrar cuando, meses atrás, ayudó a Tusk a encontrar un buen cuidado médico para su hermana enferma.

Esta pediatra de profesión destaca la "discreción" como una de sus principales cualidades, aunque, según ha reconocido en alguna entrevista, a veces habla "más de la cuenta".

Poco se conoce de la vida privada de Kopacz, que inició su carrera política a finales de los 90 en la Unión de la Libertad antes de ingresar en Plataforma Ciudadana, donde ya estuvo en las listas electorales de 2001.

Después de las elecciones de 2005 (donde Plataforma Ciudadana quedó como principal fuerza de la oposición), comenzó a formar parte del comité de salud del partido, para convertirse tras los comicios de 2007 en ministra de Sanidad.

Al frente de ese departamento, Kopacz presentó un ambicioso paquete de medidas para reformar la sanidad en Polonia, incluyendo la gestión privada de los hospitales públicos, un proyecto que buscaba acabar con el déficit presupuestario de los centros hospitalarios.

La medida ha sido ampliamente combatida por la oposición conservadora y no se puede decir que haya sido un éxito, aunque para muchos sí sirvió para demostrar que Kopacz es una política con coraje suficiente para defender sus convicciones.

Otro ejemplo de valor político durante su etapa como ministra tuvo lugar cuando facilitó el aborto de una joven de 14 años embarazada tras sufrir una agresión sexual, a la que médicos en Varsovia habían negado la posibilidad de abortar.

"Como una ministra del Gobierno sólo hice mi trabajo", dijo entonces Kopacz, quien localizó un hospital dispuesto a practicar el aborto entre durísimas críticas desde los sectores más conservadores de la ya de por si conservadora sociedad polaca, donde incluso algunas voces de la Iglesia católica pidieron su excomunión.

"No me siento culpable", explicó entonces Kopacz, "ayer estuve en la iglesia, tengo la conciencia tranquila, así que no hay razón para sentirse culpable".

Pero fue su negativa a comprar las vacunas contra la gripe A lo que la llevó a las primeras planas de los diarios de todo el mundo.

En 2009, en plena pandemia de gripe, Kopacz se negó a que Polonia comprase las vacunas al considera que no habían sido adecuadamente probadas y al no tener garantía por parte de los fabricantes ante posibles efectos secundarios.

Kopacz restó importancia a la peligrosidad de la gripe A, mientras desde la oposición se le acusaba de "poner en peligro la vida de cientos de miles de polacos".

Resultó, sin embargo, que la ministra de Sanidad estaba en lo cierto, y que la peligrosidad del virus fue menor de lo esperado, como también fue limitada la efectividad de las vacunas que compraron masivamente varios Gobiernos.

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