Exvicepresidente Costa Rica avisa de que violencia puede vaciar la democracia

  • El exvicepresidente de Costa Rica Kevin Casas-Zamora advirtió hoy de que la violencia en Latinoamérica puede llevar a la gente a aceptar el "sacrificio" de principios del estado de derecho que supongan vaciar de contenido el sistema democrático.

Madrid, 19 jun.- El exvicepresidente de Costa Rica Kevin Casas-Zamora advirtió hoy de que la violencia en Latinoamérica puede llevar a la gente a aceptar el "sacrificio" de principios del estado de derecho que supongan vaciar de contenido el sistema democrático.

En una conferencia en la Casa de América de Madrid sobre los vínculos entre inseguridad ciudadana y democracia Casas-Zamora rechazó que la solución al problema de la delincuencia pueda ser la "mano dura".

"No aceptemos el populismo y la demagogia. La mano dura es como la droga: efímera y falsa", dijo el exvicepresidente costarricense (2006-07) y actual secretario de Asuntos Políticos de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Aseguró que desde hace años el debate sobre la inseguridad ciudadana está instalado en América Latina sin que hayan disminuido ni los niveles de violencia ni la percepción que de ellos tienen los ciudadanos.

La presencia de la inseguridad, frente a la ineficacia que los ciudadanos ven en la Justicia y la Policía tienen como efecto un deterioro de la convivencia, la desconfianza de la gente en las instituciones y, en ocasiones, genera el efecto perverso de que las personas "se acostumbran" a vivir en esa situación, dijo Casas-Zamora.

Aportó algunos estudios, entre los cuales uno que indica que cada año un 39 por ciento de la población latinoamericana padece algún tipo de delito, en especial contra el patrimonio.

"Es brutal. Son casi doscientos millones de personas cada año", afirmó el alto funcionario de la OEA quien, no obstante, puntualizó que el apoyo a la democracia es alto en el continente.

Sin embargo, sí apuntó que la gente estaría dispuesta a aceptar que la Policía cometiera alguna ilegalidad para luchar contra la inseguridad e incluso, en casos extremos, a justificar un golpe de estado.

Se plantearía el riesgo de avanzar hacia una "democracia de baja intensidad" que dejaría de lado principios consustanciales en beneficio de la seguridad.

Uno de los efectos de esa dinámica es la creciente presencia de vigilantes privados de seguridad, que llegan a la cifra de cuatro millones en toda América Latina, con escasa o nula regulación, según Casas-Zamora.

"El poder de policía debe estar en manos del Estado", porque de lo contrario se abren grietas en la soberanía.

Abogó por la "tolerancia cero" tanto frente a la 'mano dura' como ante la exclusión social y subrayó que la vía para la seguridad ciudadana en "invertir en desarrollo humano".

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