Fernando Arrabal: "No soy un provocador"

  • El dramaturgo Fernando Arrabal, que esta tarde ha presentado en Valladolid el estreno de su obra "El jardín de las delicias" (1967), ha aclarado que en modo alguno se le puede considerar un provocador, ha declarado su condición apolítica y agradecido a España la importancia que siempre le ha concedido.

Valladolid, 30 nov.- El dramaturgo Fernando Arrabal, que esta tarde ha presentado en Valladolid el estreno de su obra "El jardín de las delicias" (1967), ha aclarado que en modo alguno se le puede considerar un provocador, ha declarado su condición apolítica y agradecido a España la importancia que siempre le ha concedido.

"España me ha tratado siempre insuperablemente bien teniendo en cuenta que se piensa que soy un provocador, lo peor que puede decirse de un escritor", ha manifestado durante una multitudinaria rueda de prensa celebrada en el Teatro Zorrilla, donde Rosario Ruiz dirigirá "El jardín de las delicias" el 2 de diciembre.

La provocación, ha sostenido Arrabal (Melilla, 1932), "es algo rotatorio, incontrolable y generalmente estúpido" que en su caso, como autor de una dramaturgia que él mismo ha denominado Teatro del Pánico, corresponde al modo en que el franquismo etiquetó a los artistas disidentes de la norma.

"Decir que soy un provocador es algo estúpido. Rechazo esa palabra como en su día lo hicieron Andy Warhol, Ginsberg y Kundera", ha insistido el escritor, residente en Francia desde 1955 y que 44 años después de su publicación, asiste al estreno en España de "El jardín de las delicias", en Madrid y Valladolid.

A sus 79 años y adornado en su frente con una máscara de carnaval de inspiración veneciana, Fernando Arrabal ha lamentado que sólo se le conozca por sus excesos etílicos y no por la contribución al pensamiento y a la cultura de quien también se ha considerado como "el único superviviente de todos los avatares de la modernidad".

Junto a Rokand Topor y Alejandro Jodorowsky instituyó en los años sesenta del pasado siglo el Teatro del Pánico como uno de los últimos movimientos del surrealismo escénico que tenía, entre otros cometidos, el de "controlar el azar y la confusión", no así el efecto que pudieran tener sobre el público.

Como todas las obras que de su pluma han salido -más de un centenar: "Esa ha sido mi desgracia, haber escrito tanto"-, el autor español considera que "El jardín de las delicias", estrenada el pasado enero en España (en el madrileño Teatro de La Abadía), es un retrato de su "circunstancia".

Ha restado importancia al hecho de que España haya tardado casi medio siglo en representar una obra que "rezuma pensamiento, política, filosofía, metafísica, muy cargada de simbolismo poético y que también habla de cosas tan cotidianas, cercanas, diarias", ha explicado por su parte Rosario Ruiz, directora de la obra.

"El destino ha querido que haya conocido a algunos de los más grandes genios del siglo XX como Dalí, Breton, Tzara y Beckett", ha mencionado entre artistas plásticos y literatos, quien ha recalcado que en ninguno de ellos ha visto a un provocador.

Acerca del Teatro Pánico, ha lamentado también que sus autores fueran presentados en su día "de una manera política" y recordado que el primer condenado a muerte de la Guerra Civil española fue su padre.

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