Incertidumbre en torno a éxito de negociaciones sobre programa nuclear iraní

  • La incertidumbre sobre un posible acuerdo preliminar relativo al programa nuclear iraní domina las difíciles negociaciones que se celebran hoy por cuarto día en Ginebra, ya que las delegaciones de Teherán y las seis potencias se mueven en torno a un optimismo que revive y se diluye por momentos.

Isabel Saco

Ginebra, 23 nov.- La incertidumbre sobre un posible acuerdo preliminar relativo al programa nuclear iraní domina las difíciles negociaciones que se celebran hoy por cuarto día en Ginebra, ya que las delegaciones de Teherán y las seis potencias se mueven en torno a un optimismo que revive y se diluye por momentos.

La euforia que se apoderó ayer de los observadores y periodistas por el anuncio de que los ministros de Exteriores de esos seis países -Estados Unidos, Rusia, Francia, Reino Unido, China y Alemania, reunidos en un grupo conocido como G5+1- fue disminuyendo hoy hasta principios de esta tarde.

Los jefes de la diplomacia de Francia y del Reino Unido, así como negociadores rusos dejaron claro por la mañana, mediante breves declaraciones a los periodistas, que "el pan se puede quemar en la puerta del horno" y que hasta el último segundo no se puede cantar victoria.

Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Mohamed Javad Zarif, enfatizaba a la prensa de su país que las "posibilidades de un acuerdo siguen vivas", mientras que su "número dos", el viceministro Abbas Araqchi, aseguró: "Estamos cerca de un acuerdo".

Diversas fuentes, incluidas iraníes, han confirmado que el último tema importante de divergencia es el relacionado al funcionamiento del reactor nuclear de Arak (noroeste de Irán), que está en construcción y podría producir plutonio 12 a 18 meses después de empezar a operar.

Este elemento es capaz de reemplazar al uranio enriquecido en la fabricación de una bomba atómica.

Así, conforme transcurría la mañana, el entusiasmo se fue enfriando, aunque de todos los lados se aseguraba que la resolución común era negociar sin pausa con la idea puesta en superar las diferencias que quedaban.

A mediados de la tarde, el ministro Zarif volvió a encender las expectativas al afirmar que se estaba trabajando en un acuerdo de tres fases.

Al principio de esta ronda de negociaciones, diplomáticos estadounidenses presentes en Ginebra indicaron que el objetivo era conseguir un acuerdo preliminar de seis meses, durante los cuales se trabajaría en un acuerdo integral y definitivo.

El texto comprende medidas que Irán tendrá que tomar para garantizar que la naturaleza pacífica de su programa nuclear, con un énfasis particular en el enriquecimiento de uranio al 20 por ciento, un proceso que en caso de que pueda mantener tendrá que rebajar considerablemente.

Uno de los puntos básicos de partida es que un nivel de 20 por ciento está muy por encima del necesario para los fines civiles que según Irán tiene su programa nuclear y que, en la práctica, indica que ya domina la tecnología para llegar hasta el grado de enriquecimiento de uranio necesario para dotarse de armamento atómico.

En esta negociación, otra área tan importante como la anterior es la referida a lo que Occidente está dispuesto a dar a Irán a cambio de arrancarle compromisos significativos.

Las ofertas del G5+1 pasan por el alivio de las sanciones económicas que ahogan cada vez más la economía iraní y a su población.

Como en cualquier negociación, ambas partes intentan obtener de la otra lo máximo entregando lo mínimo, un ejercicio diplomático delicado y que puede llevar al éxito, pero que en cierto punto puede también conducir a un fracaso que nadie quiere.

Israel y algunos países árabes que temen perder influencia en la región en caso de que Irán restablezca relaciones normales con la comunidad internacional son los únicos que advierten de los riesgos de un eventual acuerdo con Teherán.

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