Interpol pretende estar en la vanguardia contra los yihadistas extranjeros

Mónaco, 3 nov.- La coordinación internacional contra los combatientes extranjeros yihadistas, con la creación de bases de datos compartidas, es uno de los principales temas de la asamblea general de Interpol abierta hoy, en la que el terrorismo aparece como la principal amenaza para la seguridad.

"La amenaza terrorista nunca ha sido tan fuerte", destacó la presidenta de Interpol, Mireille Ballestrazzi, en la ceremonia de apertura en Mónaco de esta edición número 83 de la asamblea general, en la que se conmemora el centenario del congreso que estuvo en el origen de la organización.

Ballestrazzi señaló que en este siglo que ha pasado desde el congreso fundacional celebrado también en Mónaco en abril de 1914 la globalización y los avances técnicos han permitido una gran cantidad de "progresos".

Pero también que gracias a la multiplicación de intercambios de bienes, flujos financieros y personas, que ahora se mueven con mucha mayor facilidad, "la criminalidad ha prosperado" en el "terreno fértil" que constituyen fenómenos como el aumento de las desigualdades o el radicalismo.

La presidenta recordó algunas contribuciones de Interpol a la coordinación internacional contra la delincuencia, como las "alertas rojas" que permiten solicitar al conjunto de países miembros el arresto de sospechosos, y avanzó que esta semana se espera un pronunciamiento sobre la "e-extradición", que pretende acelerar los procedimientos de entrega.

Pero el verdadero plato fuerte será el desarrollo de la iniciativa que Interpol lanzó hace algo más de año y medio, con la creación de una base de datos de combatientes extranjeros que se han integrado en grupos yihadistas.

El secretario general de Interpol, Ronald Noble, había indicado a finales de septiembre ante la ONU que esa base de datos, a la que habían contribuido 33 países, contaba ya con 1.300 nombres.

Además, en complemento a esa información puesta en común entre las fuerzas del orden, se está considerando extender el dispositivo para señalar el uso de pasaportes perdidos o robados -que ahora se limita a fuerzas policiales- a compañías aéreas, bancos y otros actores privados, como compañías navieras.

Se trata de sacar más partido a los más de 43 millones de registros de ese tipo de documentos procedentes de 167 países.

Un total de 88 ministros y un millar de delegados de cerca de 190 países participan en esta reunión de Interpol, que va a prolongarse hasta el próximo viernes y que tuvo como principal personalidad en la ceremonia de apertura al príncipe Alberto II de Mónaco, en tanto que anfitrión.

Alberto II dijo estar "particularmente orgulloso" de acoger esta reunión un siglo después de la que había organizado su tatarabuelo, que entonces había reunido a delegados de 24 países para "facilitar la búsqueda y el arresto de malhechores", en lo que en la práctica fue el acto fundacional de Interpol.

El soberano puso el acento en que "Interpol constituye ahora la estructura más preparada para luchar contra el crimen organizado".

También hizo notar que para su pequeño país, que con sólo dos kilómetros cuadrados de superficie recibe cada año a siete millones de visitantes, "la seguridad constituye una prioridad esencial".

Muestra de ello es que el cuerpo de policía está compuesto por 521 funcionarios, lo que significa un agente por cada 80 habitantes.

El acto de inicio de la asamblea sirvió también para formalizar un acuerdo de Interpol con la ONU sobre la incorporación de Naciones Unidas al dispositivo de documentos de identidad perdidos o robados, y otro con Argentina sobre la sede de la organización internacional en ese país suramericano.

Entre los ministros que acudieron a Mónaco está el titular español de Interior, Jorge Fernández Díaz, que mañana por la tarde interviene en una sesión sobre los retos que se plantean de cara al futuro y las formas de reforzar la cooperación policial internacional.