Jon Huntsman, el republicano que trabajó para Obama

  • El precandidato republicano Jon Huntsman probablemente sea uno de los más cualificados entre los siete que aspiran a enfrentarse a Barack Obama en las elecciones presidenciales de 2012 en EEUU, pero su mayor losa para conseguirlo es precisamente haber trabajado para el presidente.

Raquel Godos

Washington, 30 dic.- El precandidato republicano Jon Huntsman probablemente sea uno de los más cualificados entre los siete que aspiran a enfrentarse a Barack Obama en las elecciones presidenciales de 2012 en EEUU, pero su mayor losa para conseguirlo es precisamente haber trabajado para el presidente.

Con un abultado historial diplomático, político y empresarial, de carácter moderado y padre de una familia numerosa y tradicional, este antiguo misionero mormón presenta unas credenciales que a priori le convertirían en favorito, pero la base republicana no le perdona que en los últimos dos años haya sido el embajador del Gobierno de Obama en Pekín.

Casado y con siete hijos, Huntsman sirvió en las administraciones de cuatro de los presidentes de Estados Unidos; comenzó en la Casa Blanca de Ronald Reagan cuando era muy joven y luego se involucró en los Gobiernos de Bush padre y Bush hijo.

Con el primero desempeñó el cargo de subsecretario del Departamento de Comercio, y más tarde comenzó su carrera diplomática como embajador de Estados Unidos en Singapur.

En la Administración de George W. Bush trabajó en la Oficina del Representante de Comercio estadounidense.

Buen conocedor de la cultura y el lenguaje chinos, tras haber pasado años en Taiwán en su juventud como misionero, tuvo un papel fundamental en la entrada de Taiwán y de China en la Organización Mundial del Comercio en 2001.

Tras dejar la Administración federal, fue gobernador del estado de Utah desde 2004 a 2009, puesto para cuya reelección recibió más del 76 por ciento de apoyo en las urnas.

Nacido el 26 de marzo de 1960 en Redwood City, California, se crió en una familia acaudalada, y su padre era un importante empresario y filántropo, fundador de la Hunstman Corporation.

Boy Scout desde la niñez, su amor por la vida de campamento se transformó durante la adolescencia en una pasión por la música, que le hizo abandonar los estudios de bachillerato en Salt Lake City (Utah) para dedicarse a los teclados en una banda de rock.

Más tarde retomaría los estudios y tras finalizar la enseñanza secundaria se matriculó en la Universidad de Utah y se especializó en Política Internacional en la Universidad de Pensilvania en 1987.

De religión mormona, al igual que su contrincante Mitt Romney, sirvió como misionero de esta religión en Taiwán durante dos años, antes de entrar en política con Ronald Reagan.

Se define como un moderado de centro derecha y con su política económica como gobernador de Utah su estado se convirtió en uno de los principales creadores de empleo del país.

Apoyó también los recortes de emisiones de gases contaminantes y fue uno de los gobernadores que se pronunció en favor de la reforma migratoria cuando el Congreso intentó impulsarla, finalmente sin éxito, en 2007.

Reelegido para ese cargo con un fuerte apoyo popular, en 2009 se incorporó a la Administración Obama como embajador en Pekín, algo que le ha acabado granjeando críticas tanto de los republicanos más conservadores como de los demócratas.

A Huntsman, que renunció el pasado abril a su puesto diplomático para presentar su candidatura presidencial, los demócratas le han atacado por lo que consideran el abandono de la ideología centrista para cortejar a las bases republicanas más conservadoras.

Y el ala derechista republicana critica que accediera a formar parte de una administración que consideran el enemigo político a batir.

En parte para distanciarse del Gobierno de Obama, Huntsman ha criticado la actual política exterior estadounidense, que considera que se centra demasiado en las zonas problemáticas y carece de una visión más global.

Pese a esas críticas, las encuestas no le son muy alentadoras: nunca ha llegado a abandonar los puestos de cola, algo que le ha llevado a dejar de lado Iowa, donde carece de posibilidades reales, para concentrarse en Nuevo Hampshire, la próxima cita electoral y un estado más centrista que considera puede estar más en sintonía con sus propuestas.

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