Jóvenes de Rumbo al Sur afrontan la recta final de una expedición "intensa"

  • Tras casi dos semanas de expedición por Marruecos, los jóvenes de Rumbo al Sur afrontan con ganas la recta final de una experiencia "intensa" en la que han visitado proyectos de cooperación, han convivido con bereberes e incluso han disfrutado de una sesión de cine al aire libre en pleno desierto del Sahara.

Sol Carreras

Madrid, 1 sep.- Tras casi dos semanas de expedición por Marruecos, los jóvenes de Rumbo al Sur afrontan con ganas la recta final de una experiencia "intensa" en la que han visitado proyectos de cooperación, han convivido con bereberes e incluso han disfrutado de una sesión de cine al aire libre en pleno desierto del Sahara.

Raúl Murillo tiene ampollas en los pies, le cuesta andar y ya acusa el cansancio de estos días, pero aún así sigue ilusionado por continuar con una aventura "inolvidable" por Marruecos en la que lo que más le ha sorprendido son las personas.

"Son muy sencillas, te dan todo lo que tienen sin apenas conocerte, incluso te invitan a entrar en su casa", ha declarado a Efe.

Este joven, de 17 años, es uno de los 108 integrantes de la octava edición de Madrid Rumbo al Sur, una iniciativa que puso en marcha la Comunidad de Madrid en 2006 para dar a conocer la realidad de diversos países de África y fomentar el voluntariado.

Sara Ramos, otra de las jóvenes expedicionarias, también ha destacado la dureza física de esta aventura, pero se ha mostrado satisfecha porque dice que es precisamente en este tipo de situaciones cuando "la gente saca lo mejor de sí".

Desde que comenzó el viaje el pasado 19 de agosto en Madrid, los participantes de Rumbo al Sur han visitado la ciudad de Tánger, el Parque Nacional de Alhucemas y han llegado hasta el desierto del Sahara después de doce horas de recorrido por una carretera "interminable".

Antes de esta larga travesía, convivieron con un grupo de nómadas bereberes que habitan un pequeño pueblo de adobe situado en la cadena montañosa del Atlas Medio, a unos 3.000 metros de altura y sin vegetación, donde llega agua gracias a un proyecto de cooperación del Canal de Isabel II.

Los jóvenes pudieron comprobar el trabajo de esta empresa madrileña y la de participantes de ediciones anteriores de Rumbo al Sur, que este verano han colaborado como voluntarios en una escuela pública en la ciudad de Errachidia, a las puertas del desierto.

Con ellos se adentraron en el desierto y contemplaron las montañas de arena de la región de Erg Chebbi, próxima a la ciudad bereber de Sijilmasa, hoy en ruinas pero cuyo sistema de riego, construido hace siglos, todavía funciona.

"Fue una jornada durísima", ha recordado el presidente de Madrid Rumbo al Sur, Telmo Aldaz de la Quadra-Salcedo.

Después de montar a camello por el desierto iniciaron una marcha a pie, ya de noche, de unos 20 kilómetros, y finalizaron con un plan mucho más tranquilo: un taller de astronomía.

A la mañana siguiente, los miembros de la expedición reanudaron la marcha en el desierto montados a lomos de los camellos y acompañados por un grupo de nómadas que les dirigió hasta un oasis cercano a la frontera con Argelia.

También en el desierto del Sahara, los expedicionarios pudieron disfrutar de una peculiar sesión de cine de verano, con una lona y un proyector que reprodujo la película 'De dioses y hombres', acerca del secuestro y asesinato de siete monjes franceses en 1996 durante la guerra civil argelina.

Poco antes de ver este filme, se reunieron con el único monje superviviente de este suceso, Jean Pierre, que a sus 90 años continúa viviendo en el monasterio cisterciense de Nuestra Señora del Atlas, en Tibhirine, donde ocurrió la tragedia.

A continuación, los jóvenes se dirigieron hacia el valle del Draa, que contiene una de las fortificaciones antiguas "más bonitas de Marruecos" para Aldaz de la Quadra-Salcedo, pero donde el calor es "brutal", con temperaturas de 40 grados centígrados.

El director de Rumbo al Sur se ha mostrado muy satisfecho por los jóvenes con los que viaja, un grupo de gente "excepcional" que "a pesar de las privaciones" demuestra día a día sus ganas de "aprender", de "escuchar" y de "aportar" ideas propias.

Ahora la aventura continúa por el norte de Marruecos, en ciudades como Rabat, Tetuán y Marraquech, en unos días en los que los jóvenes seguirán como hasta ahora aprovechando al máximo unas "jornadas maratonianas" que comienzan a las seis de la mañana y acaban normalmente de madrugada.

El día 4 de septiembre aterrizarán en Madrid, pero el viaje finaliza en Bruselas, donde los días 5 y 6 de ese mes los jóvenes de Rumbo al Sur conocerán en el Parlamento Europeo las políticas de cooperación europeas orientadas a África.

"Hay que vivir en los sitios, pero también ver cómo se articula todo", comenta Aldaz de la Quadra-Salcedo, convencido de que la intensidad del viaje es "tan fuerte" que "hay que llegar a casa para asimilarlo".

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