Los jueces y fiscales comen de menú a 8 euros: del bar 'El Supremo' al 'Juzgado 7'

  • En los comedores de los bares y restaurantes, situados en Madrid en torno a los edificios judiciales más importantes del país, se tejen decenas de 'historias cotidianas' cada día.

    Del importante juez que adora las anchoítas del Cantábrico, hasta la fiscal que pide siempre el pincho de tortilla 'estrella' en el local que muchos apodan como un juzgado más...

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El bar 'El Supremo', en Alonso Martínez, Madrid.
El bar 'El Supremo', en Alonso Martínez, Madrid.
Diego Caldentey

A la hora del aperitivo ellos suelen aparecer siempre, con puntualidad británica, para tomarse una cañita o pedir una ración de sus platos preferidos. Y a la de la comida se muestran 'infalibles' en las mesas de bares y restaurantes de la zona, en los que suelen comer de menús que cuestan entre 8 y 12,50 euros, mientras reflexionan sobre algunas de las causas judiciales más trascendentes. Lejos de los reflectores y las miradas indiscretas, despojados de cualquier vanidad y aguardando sitio hasta de pie mientras esperan que se desocupen mesas en las que está instalado cualquier hijo de vecino, muchos jueces y fiscales de nuestro país son más sencillos en sus hábitos rutinarios de lo que muchos pueden llegar a pensar.

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Carlos Lesmes, presidente del Tribunal Supremo de España y del Consejo General del Poder Judicial, por ejemplo, adora las anchoítas del Cantábrico que , a menudo, le pone Miguel Palacio, el propietario del bar 'Andares 2.0'. El juez Santiago Pedraz es un asiduo cliente del bar 'El Supremo', donde no pierde ocasión de disfrutar de un fugaz descanso en su ajetreada agenda para saborear un delicioso vermú al menos un par de veces a la semana. Por su parte, Dolores Delgado, fiscal de la Audiencia Nacional y coordinadora para la lucha contra el terrorismo yihadista, es una clásica clienta del local 'Época'. El pincho de tortilla allí es una de las estrellas de la casa.

Ellos son algunos de los hombres y mujeres 'ilustres' del mundo de las leyes de nuestro país. Cualquier día laborable, a media mañana o al mediodía, uno puede encontrárselos acodados en la barra de estos bares o en la mesa de al lado. No hay periodista que cubra temas judiciales y esté acreditado en la Audiencia Nacional o el Tribunal Supremo que no conozca las costumbres 'austeras' de ciertos magistrados a la hora de hacer una pausa en sus ajetreadas (y trascendentes) labores.

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El viernes, a media mañana, toda el área que concentra las principales instituciones de Justicia de Madrid era un hervidero de gente, como resulta habitual. En pleno barrio de Alonso Martínez, desde la plaza de Colón, bajando por el Paseo de la Castellana hasta girar en la calle de Génova, decenas de oficinistas, turistas y vecinos se apiñaban en los pasos de peatones, mientras el tráfico de vehículos no daba respiro. Sobre las 11.00 horas, llegó el momento de hacer la primera parada. Nuestro objetivo son los bares de tapas y restaurantes de menú situados a escasos metros de los edificios judiciales.En 'Andares 2.0'... "ver, oir, callar"

La taberna Andares 2.0 es pintoresca y a la vez refinada. Su distribución es la típica de un establecimiento de estas características. Posee una barra flanqueada por banquetas altas nada más traspasar el vestíbulo y, al fondo, abriéndose en ala hacia la derecha, se dispone el salón.

Miguel Palacio es el propietario del establecimiento, situado en el número 6 de la calle Marqués de la Ensenada. "Nuestra especialidad para los jueces y fiscales es el jamón, sin dudas, la principal seña de identidad de esta casa", presume el hombre. "Eso es lo que más nos piden. Aquí vienen muchos magistrados, claro... Son clientes míos habituales. De todas formas, tenemos muchas más cosas para ofrecer. El presidente del Consejo General del Poder Judicial (Carlos Lesmes) por ejemplo, siempre me pide una tapita de anchoítas del Cantábrico", asegura.

Eso sí, Palacio tiene claro los 'códigos' inalterables con sus clientes: "Cuando llegan, solo hay que ver, oír y callar. Muchos días vienen con escoltas, que se quedan fuera o también entran y se acomodan en lugares estratégicos del salón. Las medidas preventivas de seguridad resultan imprescindibles. Como comprenderá, por esos motivos no le puedo dar más nombres y detalles. Pero muchas personalidades que uno ve en la TV o en los diarios y cree que son altivas y distantes, no se corresponden en nada con la realidad. Se trata de personas muy normales, que vienen a comer hasta de menú. Eso sí, muchos son bastante generosos con las propinas, y otros no tanto", asegura el hostelero. Por otra parte, agrega un dato singular: "Hay una especie de delimitación de bares. Los jueces del Tribunal Supremo suelen venir para este lado, en Marqués de la Ensenada. Los de la Audiencia son más de la zona de bares de enfrente, la de General Castaños", cuenta.

'Andares 2.0' precisamente ofrece menús 'nada sofisticados', a 10.50 euros. El que resaltaba en la pizarra el pasado viernes es una muestra contundente de lo afirmado: de primero, salmorejo, espaguettis bolognesa o ensalada Andares. De segundo, solomillo a la pimienta, pechuga de pollo o bocadillo ibérico (más pan, bebida y postre o café). No obstante, el lugar ofrece otras opciones: también es una tienda gourmet, que incluye degustación y cata de vinos.Restaurante 'Época', el "Juzgado de Instrucción 7º"

Hay una anécdota frecuente que circula por los pasillos de la Audiencia Nacional. Una joven periodista, que comenzó recientemente a cubrir una importante causa judicial para su medio fue citada por una fuente -a una hora y un día determinado- para charlar sobre el caso en el "Juzgado de Instrucción 7º", tal y como le dijo su interlocutor. Cuando la comunicadora llegó a la Audiencia, quiso en efecto acudir al Juzgado séptimo, aunque allí mismo alguien le advirtió de que no existe uno como

tal, con ese número. A la periodista le dijeron que su contacto en realidad le había pedido que acudiese al bar 'Época'.

Así le llaman coloquialmente muchos funcionarios judiciales a este establecimiento, situado en el número 15 de la calle General Castaños. Como la Audiencia Nacional cuenta con seis juzgados de instrucción, al bar le apodan el séptimo, ya que es una especie de "prolongación" del ámbito laboral y está situado a pasos del edificio judicial.

Eliseo, su dueño, un jubilado que vive en Guadalajara y adquirió el establecimiento hace poco más de dos años, se sorprende cuando le contamos la historia. Mientras esquiva camareros que pasan frenéticos a su lado, con bandejas en mano, en un local que al mediodía ya está repleto de clientes, dice que desconocía el apodo que su bar tiene entre los empleados judiciales. No obstante, acepta que "aquí vienen muchos jueces y fiscales a comer, claro. Pero no puedo darles más detalles. Póngase en mi lugar, debo ser discreto. Se trata de gente reservada y no quiero perderlos como clientes. Lo que sí puedo decirle es que el menú que habitualmente les ofrecemos a ellos, y que tanto les gusta, habitualmente cuenta con doce primeros y doce segundos. Pero al final de la semana, como muchos magistrados se marchan a sus casas sobre las 14.00 horas, ponemos menos cosas. Por eso hoy no tenemos tantos platos", asegura.

Acto seguido, nos alcanza la carta: gazpacho, tallarines carbonara, guisantes rehogados con jamón, entre los primeros. Lubina al horno con ensalada, sardinas rebozadas o bistec de ternera resaltan entre la completa oferta de segundos... Los clientes pueden pedir aquí 'menús fraccionados' o 'adaptados'. Es decir, un primer plato por 9 euros, un segundo por 10, dos primeros por 12, dos segundos por 13,50... El estándar o normal cuesta 12,50 euros. "¿Si los jueces hablan de temas claves o aquí se rompen los secretos de sumario? Sabes que eso no te lo puedo y debo decir", se despide cordialmente Eliseo.'El Supremo', el preferido de los jueces

Una de las cocineras del bar 'El Supremo', situado en el número 6 de Marqués de la Ensenada, habla por lo bajo: "No solo aquí vienen jueces y fiscales a comer todos los días. Esos dos que están en aquella mesa son policías, por ejemplo. Yo tengo la mejor relación con todos. El que nunca falta para el vermú es éste", asegura y señala una foto en su móvil del juez Santiago Pedraz.

"La mayoría son agradables, personas muy educadas. Ninguno tiene aires de divo. Vienen, piden lo suyo, pagan y se van. Eso sí, algunos no sueltan el móvil en toda la comida", asegura la señora. El menú del día de El Supremo, en la jornada donde se elaboró este reportaje era: gazpacho, revuelto de gambas o ensalada de piquillos de primero, y filete de ternera, calamares a la andaluza o lomo a la plancha de segundo, por 11,50 euros.

¿Por qué motivo jueces de renombre o fiscales mediáticos, que supuestamente pueden permitirse acudir a lugares selectos u hoteles lujosos, prefieren comer platos tan simples a diario, en sitios a los que puede entrar cualquiera, entremezclados entre la gente? La respuesta de la mujer es sencilla, aunque tiene lógica: "No es que sean tacaños ni mucho menos -dice, entre risas- Vienen aquí por practicidad, comodidad y privacidad. Los restaurantes les quedan cerca, no tienen que coger el coche ni llamar a sus chóferes, nuestros bares se sitúan en calles peatonales o cortadas al tráfico, que son más discretas y... oye, nuestro servicio es excelente", finaliza.

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