La campaña electoral en Australia concluye con ventaja de los conservadores

  • El primer ministro de Australia, Kevin Rudd, y el jefe de la oposición, Tony Abbott, concluyen hoy la campaña para las elecciones generales de mañana, mientras los sondeos auguran la derrota del Partido Laborista.

Rocío Otoya

Sídney (Australia), 6 sep.- El primer ministro de Australia, Kevin Rudd, y el jefe de la oposición, Tony Abbott, concluyen hoy la campaña para las elecciones generales de mañana, mientras los sondeos auguran la derrota del Partido Laborista.

Una encuesta de la consultora Galaxy publicada hoy por el diario Daily Telegraph vaticina que los conservadores ganarán con el 53 % frente al 47 % de los laboristas en los comicios que elegirán los 150 representantes de la Cámara baja y 40 de los 76 del Senado.

Los laboristas detentan el poder desde 2007 y han gobernado los últimos tres años con el apoyo de los Verdes y varios independientes.

Algunos analistas comentaron hoy que mañana podría repetirse el resultado de las elecciones de 1996, cuando el laborismo sufrió una abrumadora derrota al sacar solo 49 diputados y dio comienzo la etapa del conservador John Howard, que se prolongó durante 11 años.

Abbott es un admirador de Howard, para quien trabajó durante sus cuatro mandatos y ocupó las carteras de Trabajo (1998-2001) y de Sanidad (2003-2007).

Los laboristas han gobernado Australia desde 2007 y bajo su dirección el país superó la crisis financiera internacional con sobresaliente, pero su talón de Aquiles han sido las disensiones internas.

Rudd, vencedor de las elecciones de 2007, perdió el liderazgo del laborismo y en consecuencia la jefatura del Gobierno ante Julia Gillard en una votación interna del partido en junio de 2010.

Tres años y dos intentos precisó Rudd para devolverle la jugada a Gillard, quien ha pasado a la historia de los australiano por ser la primera mujer en dirigir el Ejecutivo.

Rudd, que se presentó al derrotar a Gillard como el único capaz de salvar a los laboristas de una abrumadora derrota, ha mantenido hasta el último día las posibilidades de ganar de su partido.

El candidato laborista reiteró hoy que un eventual gobierno de Abbott supondría "recortes masivos" y el "riesgo real de que se genere un crecimiento económico negativo".

Los laboristas prometen obtener un superávit presupuestario para el ejercicio 2016-17 de 3.838 millones de dólares (2.923 millones de euros) y diversificar las actividades económicas de cara al declive de la bonanza de los minerales a causa de la caída de la demanda china.

Durante la larga campaña electoral, Abbott ha aprovechado la crisis de los laboristas para proyectar la Coalición Liberal como un bloque "fuerte y unido" frente al "caos y confusión" de la formación gobernante, a la que acusa de un mal manejo económico.

Quienquiera que gane mañana en Australia, recibirá una economía fuerte, con un crecimiento sostenido durante más de dos décadas, el paro en el 5,7 %, la inflación en el 2,4 % y la máxima puntuación de la deuda por parte de las tres principales agencias calificadoras.

Abbott reconoció hoy en declaraciones a la radio 3AW que es consciente de la "extraordinaria responsabilidad y deberes" que deberá asumir si sale elegido como primer ministro.

Entre sus promesas electorales figuran la abolición de los impuestos a los beneficios del sector minero y a las emisiones contaminantes, bajar el coste de vida para las familias y que el presupuesto regrese lo más pronto posible al superávit y ahorrar unos 36.664 millones de dólares (27.827 millones de euros) en los próximos 4 años.

El próximo Ejecutivo de Australia tendrá que tener en cuenta además que el Partido Verde es un protagonista importante en el escenario parlamentario, al menos hasta el 1 de julio de 2014, cuando se renueve la otra mitad del foro del Senado, que tiene actualmente 34 representantes conservadores, 31 laboristas, 9 ecologistas, un demócrata y un independiente.

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