Zagreb, 23 ene.- Alrededor de 100.000 de los 160.000 empleados del sector público esloveno han secundado hoy la huelga convocada contra los recortes salariales impuestos por el Gobierno conservador para sanear las cuentas públicas, según anunciaron los sindicatos convocantes.
"Esto es suficiente para dar un mensaje al Gobierno de que debe sentarse y acordar con los empleados su nivel social", comentó el coordinador de los consejos de huelga, Janez Posedi, a la agencia eslovena STA.
Unas 20.000 personas tomaron parte en las marchas de protesta en Liubliana, Maribor y otras ciudades, según fuentes sindicales.
Por su parte, el primer ministro, Janez Jansa, reconoció hoy que es posible lograr el ahorro previsto por el Ejecutivo sin necesidad de aplicar drásticos despidos o recortes salariales.
El mandatario conservador criticó que la huelga haya dejado sin colegio a 100.000 niños, ya que el paro mantuvo cerradas la mayoría de las escuelas y parvularios.
Los servicios médicos y los bomberos estuvieron operativos sólo en casos de urgencia y en la frontera con Croacia se produjeron largas retenciones de tráfico pesado debido a la participación en la huelga de los aduaneros.
También se han sumado a la protesta unos 14.000 trabajadores del sector industrial, según fuentes sindicales.
La Cámara de Economía de Eslovenia advirtió hoy de que la huelga tendrá como resultado pérdidas millonarias.
El paro ha sido la respuesta a los planes del Gobierno de reducir en un 5 por ciento la masa salarial del sector público, una medida que los sindicatos temen sea la antesala de una política de despidos.
El Gobierno ha justificado estas medidas en la necesidad de equilibrar las finanzas públicas para evitar la bancarrota y tener que recurrir a un rescate internacional, una posibilidad que se viene barajando desde hace meses.
La deuda estatal se ha triplicado desde 2008 hasta el 60 por ciento del PIB, mientras que el desempleo se ha duplicado hasta el 8 por ciento.
A la mala situación económica se unen turbulencias en el Gobierno, debido a las sospechas de corrupción contra el primer ministro, que ha perdido la confianza de varios de los socios de la coalición y ha dejado al Ejecutivo con minoría en el Parlamento.
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