Naciones Unidas.- La misión de estabilización de la ONU en la República Democrática del Congo (MONUSCO) ha detenido a uno de los cabecillas rebeldes presuntamente responsables de la violación de al menos 303 civiles en una región oriental del país, informó hoy el organismo.
El líder de las milicias congolesas mai-mai conocido como teniente coronel Mayele fue apresado hoy en el marco de una operación militar de los "cascos azules" y las autoridades congolesas en la zona de Walikale, en la convulsa provincia de Kivu norte.
El sospechoso fue posteriormente puesto a disposición de la justicia castrense congolesa, que tienen una causa abierta contra el líder guerrillero, según un comunicado de la MONUSCO divulgado en la sede de Naciones Unidas.
"Esta es una buena noticia para el pueblo de la República Democrática del Congo (RDC) y una victoria para la justicia", aseguró la representante especial de la ONU para la violencia sexual en los conflictos, Margot Wallstrom.
La detención es "una señal a los responsables de violaciones sexuales de que la impunidad en esta clase de crímenes es inaceptable y que la justicia prevalecerá", agregó la diplomática, que está de visita en la RDC.
Naciones Unidas considera a Mayele uno de los responsables de la violación de al menos 303 civiles ocurrida durante una ofensiva rebelde contra 13 poblaciones de Walikale entre el 30 de julio y el 2 de agosto pasados.
En la acción participaron unos 200 efectivos mai-mai y de las Fuerzas Democráticas de Liberación de Ruanda (FDLR), además de elementos cercanos al coronel Emmanuel Nsengiyumva, un desertor del Ejército que en el pasado ya estuvo involucrado con otro grupo rebelde, según una investigación de la ONU.
Armados con fusiles Ak47, granadas y machetes, los atacantes fingían en un primer momento que habían llegado para dar seguridad a la población, antes de lanzarse a asaltar en pequeños grupos.
Después cortaron los accesos de las principales carreteras en la zona y tomaron el control de una colina que es el único lugar desde donde son posibles las comunicaciones telefónicas, para evitar que la población pidiera ayuda.
Los ataques se produjeron a unos 30 kilómetros de distancia de una base avanzada de la MONUSCO, lo que obligó a la misión de paz a pedir posteriormente disculpas por no haberse enterado de los crímenes una vez sus responsables ya habían huido.
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