Phnom Penh, 21 oct.- Naciones Unidas pidió al Gobierno de Camboya que se abstenga de interferir en el tribunal del Jemer Rojo y de hacer más declaraciones en contra de la apertura de nuevos casos, informó hoy la prensa local.
La subsecretaria general de Asuntos Legales de la ONU, Patricia O'Brien, hizo el requerimiento al viceprimer ministro, Sok An, con quien se reunió ayer por la tarde en Phnom Penh para recordarle "la obligación del Gobierno de Camboya de cooperar plenamente" con el tribunal, indicó el Phnom Penh Post.
O'Brien acudió a Camboya después de la dimisión, el 9 de octubre, del juez de instrucción, el alemán Sigfried Blunk, que renunció al cargo tras denunciar los intentos del gobierno camboyano por obstruir la apertura de nuevas causas contra otros cinco jemer rojo.
La consejera legal expresó su "preocupación" por los "hechos recientes" en el tribunal y reiteró el apoyo de Naciones Unidas hacia el trabajo de la corte, para la que pidió que todas las partes respeten su integridad e independencia.
El portavoz del Consejo de Ministros, Phay Siphan, aseguró al Phnom Penh Post que el gobierno camboyano se siente "ofendido" por las acusaciones de interferencia en el tribunal.
"No interferimos, pero hay libertad de expresión. No se puede pedir a nadie que deje de decir algo", afirmó el portavoz.
Por su parte, Sok An aseguró en un comunicado posterior a la reunión que "ambas partes deben descargar sus responsabilidades sin permitir que la especulación, la presión o la interferencia de los medios u otros actores externos les distraigan".
El primer ministro, Hun Sen, ex jemer rojo al igual que otros miembros de su Ejecutivo, ha dicho reiteradamente que no permitirá la apertura de nuevos casos y que cerrará la corte cuando termine el juicio contra los cuatro dirigentes vivos del Jemer Rojo.
Las audiencias de este juicio empezarán el próximo 21 de noviembre.
Hasta la fecha el tribunal ha emitido una condena, la que impuso en 2010 de 35 años de cárcel al exdirector del centro de torturas S-21, Kaing Guek Eav, alias Duch, por la muerte de unas 16.000 personas en la misma prisión secreta o en los campos de exterminio de Choeung Ek, a las afueras de Phnom Penh.
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