La renuncia del ministro de Defensa responde a inseguridad y falta de liderazgo

  • Bogotá.- La renuncia hoy del ministro colombiano de Defensa, Rodrigo Rivera, "estaba anunciada" y responde a un aumento de la percepción de inseguridad en el país y de liderazgo en las FFAA, según dijeron a Efe varios analistas.

La renuncia de ministro de Defensa coloca en el cargo a un hombre cercano a Santos
La renuncia de ministro de Defensa coloca en el cargo a un hombre cercano a Santos

Bogotá.- La renuncia hoy del ministro colombiano de Defensa, Rodrigo Rivera, "estaba anunciada" y responde a un aumento de la percepción de inseguridad en el país y de liderazgo en las FFAA, según dijeron a Efe varios analistas.

"Era una salida esperada porque desafortunadamente al ministro Rivera no le fue bien en términos de capacidad para transmitir seguridad y liderazgo a la sociedad, y de alguna manera también al interior de las Fuerzas Armadas", dijo el doctor en Ciencia Política y profesor de la Universidad Nacional de Colombia, Alejo Vargas.

El director de la Fundación Seguridad y Democracia, Alfredo Rangel, coincidió en esos términos al calificar la renuncia de "salida anunciada", y sumó a esas causas "un deterioro de la percepción de seguridad por parte de la ciudadanía".

A su juicio, esas circunstancias "reclaman un nuevo aire, un nuevo liderazgo" porque, según Rangel, Rivera "se había convertido en un lunar en la gestión del presidente Juan Manuel Santos".

Y es que en el último año, si bien ha habido golpes contundentes a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), con la muerte, entre otros, de su jefe militar, alias "Mono Jojoy", en septiembre de 2010, los ciudadanos sienten que la inseguridad ha aumentado mucho.

Sólo en el conflictivo departamento de Córdoba (norte), se han registrado más de 60 asesinatos este mes de agosto, cometidos supuestamente por miembros de las llamadas bandas criminales (bacrim), las herederas de los paramilitares y que dominan buena parte de las rutas del narcotráfico.

Con estos argumentos los analistas dejaron claro que un año de gestión de Rivera, quien fue nombrado ministro de Defensa cuando Santos fue investido presidente, el 7 de agosto de 2010, ha sido suficiente.

Ahora, en palabras de Rangel, "el Gobierno reconoce la necesidad de hacer ajustes en el manejo de la seguridad".

Rodrigo Rivera presentó de forma sorpresiva su renuncia durante una comparecencia ante periodistas, en la que sus asesores de prensa habían anunciado que haría un repaso de su primer año de gestión al frente de este importante ministerio.

El dimisionario no dio razones de su decisión y poco después el presidente Santos le ofreció ser embajador de Colombia ante la Unión Europea, tras reconocerle su gestión y en especial los golpes a la guerrilla de las FARC.

A continuación, Santos nombró como nuevo titular de Defensa al que hasta hoy fue secretario general de la Presidencia, Juan Carlos Pinzón, un hombre muy cercano a él y profundo conocedor de las Fuerzas Armadas, ya que se crió en un ambiente castrense desde niño.

Este nombramiento fue muy bien recibido por los analistas porque, consideraron que Pinzón "conoce muy bien el sector, ha estado en varios cargos en el Ministerio y ha vivido toda la vida con militares", según Vargas.

Para este experto en asuntos políticos y de seguridad, Pinzón, además, "es una persona muy respetada y tiene un gran liderazgo", a diferencia de Rivera, quien "no tenía una trayectoria de conocimiento del sector".

Aún así, Vargas reconoció que "a Rivera le tocó la tarea del tránsito de la Política de Seguridad Democrática de Álvaro Uribe a la de Santos, y el intento de ajustar la estrategia a las nuevas condiciones del conflicto".

Por ello, afirmó que "le tocó pagar un precio alto".

Juan Carlos Pinzón surge así como un catalizador, conocedor del mundo castrense y sobre todo un correligionario del presidente Santos, quien hoy dijo sobre el nuevo ministro: "nació y creció en los cuarteles, hijo de militar y casado con hija de militar".

Con este aval, el nuevo ministro tiene garantizado, en principio, el respeto de la cúpula militar y policial colombiana.

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