José Félix Tezanos, director de la revista Temas, que preside Alfonso Guerra, afirma que quienes pretenden el enterramiento precipitado de la Constitución de 1978 y del "espíritu de consenso" de la Transición, en alusión a Podemos y Ciudadanos, pueden ser encardinados dentro de la tradición española del canibalismo político.
Tezanos publica un artículo titulado ¿Qué España?, que se incluye en el número de diciembre de Temas y en el que representantes de la sociedad española opinan sobre qué reformas necesita el país.
En su texto, el director de Temas sostiene, en primer lugar, que desde una perspectiva comparada no puede negarse que el ciclo comprendido entre las elecciones de 1977 y el inicio de la actual crisis económica es uno de los períodos más fructíferos y positivos de la historia reciente de España.
Además, el sociólogo defiende que para hacer frente a determinados problemas que tiene España lo que se necesitan no son tanto diferentes leyes y nuevas Constituciones, sino nuevas políticas y sobre todo buenas políticas.Arremete contra el "espíritu sepulturero"
José Félix Tezanos se refiere a que en otras etapas de nuestra historia, los observadores extranjeros se sorprendían por la extraña proclividad de los españoles a la exageración negativa y pesimista, al canibalismo político, al espíritu de sepulturero y a la confianza cuasi mágica en las grandes construcciones legales absolutas.
En España -añade- los líderes y personajes políticos tendían -y aún tienden- a ser masacrados y devorados con saña por sus congéneres a la primera ocasión que se prestaba a ello. El mérito y los logros apenas eran reconocidos, pero los defectos reales o imaginarios siempre eran amplificados y exacerbados, informa Servimedia.
Lo mismo podría decirse, continúa Tezanos, de ese lúgubre espíritu de sepulturero que se regodeaba en acabar cuanto antes con todo lo vital y posible, anticipando con fervor -y a veces furor- muertes y enterramientos precipitados, como ahora pretende hacerse con la Constitución del 78 y con el propio espíritu de consenso, al que algunos intentan presentar casi como un mal absoluto y poco menos que como algo propio de trileros, corruptos y aprovechados, que solo intentan obtener ventajas de compadreos y pactismos poco viriles y clarificadores.
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