La situación de inseguridad en Libia mantiene en vilo a sus vecinos árabes

  • La situación de inseguridad en Libia, donde milicias rivales se enfrentan en Trípoli y Bengasi desde hace semanas, ha desatado la preocupación de sus vecinos árabes y, en particular, de Túnez, que teme una nueva oleada de refugiados.

Jorge Fuentelsaz

Argel, 2 ago.- La situación de inseguridad en Libia, donde milicias rivales se enfrentan en Trípoli y Bengasi desde hace semanas, ha desatado la preocupación de sus vecinos árabes y, en particular, de Túnez, que teme una nueva oleada de refugiados.

El tráfico de personas y vehículos en el principal puesto fronterizo entre Túnez y Libia se vio ayer parcialmente interrumpido debido a la afluencia de miles de libios y ciudadanos de otras nacionalidades que huyen del país debido a los enfrentamientos entre milicianos que estallaron el 13 de julio en la capital libia.

Tras un masivo intento de irrumpir en suelo tunecino, que desembocó en unos enfrentamientos con las fuerzas de la Policía y el Ejército que han acudido a reforzar la seguridad en la zona, un agente de policía resultó herido en una pierna por una "bala perdida" proveniente del lado Libio.

El presidente tunecino, Monsef Marzuki, se ha puesto en contacto con el presidente del Parlamento libio, Nuri Abu Sahmin, que le ha mostrado su compromiso de mantener la seguridad en los pasos fronterizos comunes de Ras Yedir y de Al Dahiba.

El pasado miércoles, el ministro de Asuntos Exteriores tunecino, Monyi Hamdi, advirtió de que su país podría cerrar las fronteras con Libia en caso de una gran oleada de refugiados.

En unas declaraciones a la televisión nacional, el ministro declaró que "no puede repetirse (...) el periodo ni el escenario que el país vivió con la afluencia masiva de miles de refugiados que huyeron de los violentos enfrentamientos" ocurridos en Libia en 2011.

El levantamiento popular armado estallado en Libia en febrero de ese año y que desembocó en la caída del régimen del dictador Muamar al Gadafi, empujó a decenas de miles de personas a huir hacia los países vecinos, especialmente hacia Túnez, donde se levantaron varios campamentos para dar cobijo a los refugiados.

Los actuales enfrentamientos en Trípoli, donde milicias de la ciudad de Misrata, al este de la capital, lanzaron una ofensiva para arrebatar el control del aeropuerto internacional a las milicias de Zintán, localidad situada al suroeste de la capital, han vuelto a despertar los miedos de las autoridades de Túnez.

Los choques, que han causado un centenar de muertos, han hecho sonar las alarmas de toda la comunidad internacional y muchos países han comenzado a evacuar a sus ciudadanos y a desalojar a todo o parte de su personal diplomático por temor a un desbordamiento de la situación.

El Reino Unido ha sido hoy el último país en anunciar que cerrará temporalmente su embajada debido al empeoramiento de la violencia en ese país.

Egipto, cuyos medios de información oficiales denunciaron la muerte de una veintena de trabajadores egipcios por la caída de un misil Grad, el pasado 27 de julio, también ha comenzado a desalojar a sus ciudadanos a través de un puente aéreo entre la isla tunecina de Yerba, a 130 kilómetros de la frontera, y El Cairo.

Por su parte, Argelia, que desde hace meses reforzó la frontera con Libia, ya se adelantó en mayo a la actual oleada de cierres de embajadas cuando, junto a Arabia Saudí, ordenó la retirada de todo su personal diplomático.

Entonces, los enfrentamientos se habían desatado en la segunda ciudad del país, Bengasi, situada en el este libio, entre milicianos y paramilitares leales al general retirado Jalifa Hafter y varias milicias islamistas que han terminado uniéndose en un frente bautizado como "Consejo de los Revolucionarios".

Desde entonces, cientos de personas han perecido en unos combates intermitentes en los que se emplea la aviación y armamento medio y pesado.

Ese mismo mes de mayo, el presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, en su primer viaje oficial tras ser elegido jefe de Estado, se desplazó a Argelia, donde entre otros temas, trató con su homólogo argelino, Adelaziz Buteflika, sobre la cada vez más deteriorada situación en Libia.

En este sentido, el diario argelino El Watan, informó ayer sobre la posibilidad de una intervención argelina o egipcia, en caso de que el grupo yihadista Estado Islámico, fundado en Irak y Siria, intente implantarse en Libia aprovechando el caos reinante en el país.

Según el periódico en lengua francesa, que cita a fuentes de seguridad que no identifica, los servicios de inteligencia de ambos países han creado una comisión de seguridad para seguir la situación en el país vecino.

Mientras tanto, el nuevo Parlamento libio surgido en las elecciones del pasado 25 de junio, que tenía previsto celebrar su primera sesión el próximo lunes, podría adelantar a hoy su reunión inaugural en la ciudad de Tobruk, cercana a la frontera egipcia, debido a la gravedad de la situación.

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