La vendimia de 2012, una campaña con pocas uvas y muchos temporeros

  • Mientras la Virgen de Valvanera recibía en Logroño la ofrenda del primer mosto de la vendimia riojana, José Antonio Narváez, un joven temporero que ha pasado 23 jornadas en la Chateau Planeres, se preparaba para coger el autocar que, en 22 horas, le dejará en su casa de Alcalá del Valle (Cádiz).

Madrid, 24 sep.- Mientras la Virgen de Valvanera recibía en Logroño la ofrenda del primer mosto de la vendimia riojana, José Antonio Narváez, un joven temporero que ha pasado 23 jornadas en la Chateau Planeres, se preparaba para coger el autocar que, en 22 horas, le dejará en su casa de Alcalá del Valle (Cádiz).

Es la novena vez que Narvaéz va a trabajar a los viñedos de esta bodega de San Jean de Lassille, a media hora de Perpiñán y de La Junquera, y donde el trabajo "poco ha cambiado en los últimos años, aunque cada vez hay más máquinas".

"Entre los temporeros hay muchos estudiantes que no han empezado el curso, de los que algunos, como este año con dos universitarios franceses, no han durado ni dos días, ya que el trabajo es muy duro", confiesa.

En su grupo, 16 gaditanos, se encuentran su hermano, "que es topógrafo y no encuentra un puesto en lo suyo"; su tío, "que lleva 20 años" acudiendo a la cita francesa, y otras familias al completo que se sacan en la campaña entre 1.500 y 1.600 euros por persona, "un sueldo que no se consigue en España", dice.

El aumento del desempleo ha provocado que muchos españoles hayan retomado el duro pero rentable trabajo de la vendimia, una fuente tradicional de ingresos para muchas familias y pueblos hasta que el "boom" inmobiliario dejó esta labor en manos de cuadrillas de inmigrantes, entre las que destacan las rumanas.

El secretario de Política Social e Igualdad de la Fitag-UGT, Jesús Acasuso, que recorre estos días las regiones vitivinícolas francesas para comprobar las condiciones laborales de los temporeros españoles, calcula que la hora de trabajo en la vendimia española ronda este año de media los 6,5 euros brutos, frente a los 9,4 euros que, como mínimo, ofrece Francia.

A esos 9,4 euros, ha añadido, hay que sumar incentivos de hasta el 50 % en horas extras, subsidios familiares para los que tengan dos o más hijos, asistencia sanitaria, alojamiento gratuito en la mayoría de casos y una paga de vacaciones equivalente a la décima parte de la remuneración bruta total.

El problema, según ha explicado el viticultor toledano y experto del sector del vino de COAG, Alejandro García-Gascó, es que este año hay menos uva y, por tanto, menos trabajo, ya que la cosecha en España tendrá "una merma del 30 % respecto a 2011", mientras que en Francia las previsiones es que baje la producción el 13 %.

Según Narváez, más de 300 vecinos de su pueblo han conseguido trabajo en la vendimia francesa, en la que, para Acasuso, está un total de 14.700 temporeros españoles, muchos de ellos vecinos de Huesa (Jaén), Olvera (Cádiz) o Caniles (Granada), donde se ha mantenido la tradición.

En la sede de UGT había en agosto más de 800 personas en lista de espera para trabajar en los viñedos franceses.

En Fitag han constatado desde hace tres años un incremento importante de solicitudes para volver a la vendimia de gente que lo dejó hace una década para trabajar en la construcción.

Ahora, ha explicado García-Gascó, muchos de los que buscan trabajo en la vendimia encuentran un panorama distinto al que dejaron, con menos uva por la sequía y, sobre todo, con muchas hectáreas con vides nuevas en espaldera, que permiten la recolección mecánica y una reducción considerable de costes.

Además ha criticado que en 2012 "la subida de precios no compensa la bajada de producción" y, por tanto, el agricultor obtendrá menos margen pese a que las tablas de precios en bodegas de referencia "marcan esta semana para la uva blanca las 4,5 pesetas por kilo, frente a las 2,65 pesetas de 2011".

Narváez, que reconoce que a no ser que les "toque la lotería" irán de nuevo a Francia el próximo año, defiende la tradición del corte manual, en el que "la experiencia es un grado", frente al de máquina, "que baja la calidad del vino ya que aspira el grano junto a los bichos que hay alrededor" de forma indiscriminada.

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