La violencia y los enfrentamientos en la zona de derribo contrastan con la tranquilidad del resto del barrio

  • Valencia.- La violencia y los enfrentamientos que se han producido esta mañana cuando el Cuerpo Nacional de Policía ha cargado contra quienes trataban de impedir nuevos derribos en el barrio del Cabanyal contrastan con la tranquilidad que se ha vivido apenas a dos calles de allí, en el mercadillo habitual del jueves.

La violencia y los enfrentamientos en la zona de derribo contrastan con la tranquilidad del resto del barrio
La violencia y los enfrentamientos en la zona de derribo contrastan con la tranquilidad del resto del barrio

Valencia.- La violencia y los enfrentamientos que se han producido esta mañana cuando el Cuerpo Nacional de Policía ha cargado contra quienes trataban de impedir nuevos derribos en el barrio del Cabanyal contrastan con la tranquilidad que se ha vivido apenas a dos calles de allí, en el mercadillo habitual del jueves.

Mientras se producía el altercado entre la Policía y los vecinos y otros jóvenes "más provocadores" -como los ha definido la portavoz del PSPV, Carmen Alborch-, que querían impedir el paso de la excavadora hasta el número 31 de la calle de Francisco Eiximinis, en los puestos de venta de alrededor del mercado municipal del Cabanyal todo era rutina.

Según han relatado a EFE una vendedora de zapatos y el responsable de un puesto de ropa de hogar, no se han enterado "de nada" hasta que lo han oído por la radio y han estado vendiendo "tan normal" toda la mañana, aunque han advertido que hoy en el mercadillo "no había Policía" cuando habitualmente los jueves siempre hay agentes vigilando la zona.

Entre el mercadillo y la dirección donde se ha producido el sexto derribo de la semana apenas hay dos manzanas y en esa zona intermedia, los vendedores ambulantes también han desplegado sus mantas y mercancía, ajenos a lo que se vivía unas calles por detrás.

Mientras la rutina era la tónica entre los vendedores y los vecinos que hacían sus compras en el mercado, otra zona del barrio vivía convulsa por los enfrentamientos entre policías y vecinos, que se ha saldado con "tres detenidos y decenas de heridos", según miembros de Salvem el Cabanyal.

Desde primeras horas se han concentrado en la zona, ya acordonada a ambos lados de la vivienda a derribar por una treintena de policías locales, los vecinos contrarios a la prolongación han recibido, primero sentados y luego con las manos en alto, la llegada de la excavadora escoltada por el Cuerpo Nacional de Policía.

Ha sido el momento de mayor tensión. Pasaban las 10.30 horas y algunos jóvenes se han enfrentado con la Policía, les han tirado piedras y tablones de madera y han tumbado varios contenedores, que arrastraban contra los agentes.

Éstos han cargado con sus porras entre una masa donde confluían vecinos sentados ante el cordón, provocadores y periodistas y fotógrafos.

Contusiones, golpes, fracturas leves o arañazos eran las pruebas de "la agresividad policial", como ha denunciado el portavoz de Salvem el Cabanyal Faustino Villora, que ha perdido el conocimiento y un zapato durante el enfrentamiento con la Policía.

Varios periodistas han sufrido contusiones por las pedradas de los protestantes y las porras de los policías, mientras algún fotógrafo se ha quejado de que parte del material de trabajo "había volado" por los golpes.

La situación ha sido vivida en directo por algunos políticos que han visitado la zona desde primeras horas como la portavoz municipal del PSPV, Carmen Alborch, que visiblemente emocionada ha pedido a la Policía calma tras los veinte minutos de tensión vividos.

El concejal de Seguridad Ciudadana, Miquel Domínguez, ha estado también en la zona aunque en un segundo plano, como el subdelegado del Gobierno, Luis Felipe Martínez, mientras un gran número de representantes socialistas sí se dejaba ver en la zona, adonde también han acudido las diputadas Mireia Mollà y Mónica Oltra.

Ante el anuncio de que se podría producir otro derribo, las protestas de vecinos y políticos se han traslado al número 33 de la calle de San Pedro, donde más de un centenar de personas se mantenía expectante, las televisiones aprovechaban para hacer sus conexiones en directo y otros periodistas para avituallarse.

Durante dos horas de espera, los protagonistas narraban cómo se habían producido los enfrentamientos previos, explicaban los golpes que habían recibido y enseñaban sus "marcas de guerra".

Mientras, las vecinas que volvían del mercado atravesaban con sus carros entre la muchedumbre, que poco a poco iba menguando, con sus conversaciones rutinarias y ajenas a la problemática, los barrenderos recogían los contenedores y otras mujeres atravesaban la zona con sus hijos, en carro o en patines.

A la una y media, un portavoz de Salvem el Cabanyal ha informado de que, al parecer, hoy no habría más derribos pero que se mantendrían alerta para movilizarse si veían "algún movimiento sospechoso" y que convocaban a una nueva asamblea a las ocho de la tarde. Ha sido el detonante para la dispersión.

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