Las elecciones presidenciales suponen para Mauritania un reto internacional

  • Las elecciones presidenciales mauritanas que se celebrarán el próximo sábado suponen un gran reto para un país que se enorgullece de jugar un papel cada vez más activo en la escena regional e internacional.

Nuakchot, 17 jun.- Las elecciones presidenciales mauritanas que se celebrarán el próximo sábado suponen un gran reto para un país que se enorgullece de jugar un papel cada vez más activo en la escena regional e internacional.

El presidente mauritano, Mohamed uld Abdel Aziz, candidato a su propia sucesión y gran favorito en los comicios, ha elegido la fecha de las elecciones de manera unilateral, a pesar de que esta decisión haya supuesto el boicot de los comicios por prácticamente la mayoría de la oposición.

Esta voluntad inquebrantable del presidente es la que esencialmente explica el fracaso del diálogo entre el poder y el Foro Nacional para el Desarrollo y la Unidad (FDNU), que reagrupa a la Coordinación de la Oposición Democrática (COD), organizaciones de la sociedad civil y personalidades independientes.

La COD, que cuenta con una decena de partidos políticos, boicoteó también las elecciones legislativas y municipales de noviembre y diciembre pasados, a excepción de la formación islamista Tawasul.

"El nuevo papel que Mauritania ambiciona jugar exige una cierta estabilidad política", subraya Abdulaye Ba, analista político independiente, quien añade que esa estabilidad solo puede alcanzarse con un régimen "democrático, legítimo y estable, fruto de unas elecciones creíbles y aceptables según las normas internacionales".

Una de las exigencias del FNDU, categóricamente rechazada por el Gobierno, era retrasar las elecciones con el objetivo de alcanzar más tiempo para una preparación consensuada y no unilateral de los comicios.

Según Ba, este imperativo de legitimidad está todavía más presente por el hecho de que Aziz dirigirá todavía durante seis meses más la presidencia de la Unión Africana (UA) y deberá presidir junto al presidente de Estados Unidos, Barak Obama, la primera cumbre entre EEUU y la UA, el próximo mes de agosto.

Por su parte, Ahmed Salem uld Moktar Salem, presidente del Sindicato de Periodistas mauritanos, apunta que las potencias occidentales desean la reelección de Aziz porque ven en él un buen aliado en la lucha contra el terrorismo, la inmigración clandestina y el tráfico de drogas.

Salem asegura que esta posición a favor de Aziz también la comparte Argelia, país que mantiene unas buenas relaciones con el "hombre fuerte" de Mauritana y con el que coincide en temas como el conflicto en el norte de Mali o las relaciones con Marruecos.

Mauritanos y argelinos comparten la visión de que en Mali es posible entablar un diálogo legítimo con los rebeldes de Azawad (región tuareg), contrariamente a lo que ocurre con los grupos islamistas extranjeros en ese país.

Ba señala que esta visión no siempre ha sido compartido por los Gobierno de Mali y es precisamente la posición entre Bamako y los combatientes de Azawad lo que permitió al presidente mauritano propiciar con gran rapidez la firma del alto el fuego, el mes pasado, entre las dos partes beligerantes.

Respecto a las relaciones entre Mauritania y Marruecos, todos los observadores coinciden en calificarlas de "tibias", incluso si públicamente los funcionarios de los dos países se abstienen de realizar comentarios contra el vecino respectivo.

Nuakchot lleva años sin nombrar un embajador en Rabat, lo que no es habitual y hay que recordar, dice Ba, que Marruecos ha ofrecido un "cómodo asilo" al empresario mauritano Mohamed uld Buammatu, primo de sangre del presidente y convertido en un implacable opositor.

La reelección del presidente saliente de Mauritana no significa el fin de los problemas de la estabilidad y seguridad para sus aliados occidentales, Francia y Estados Unidos en primer lugar, porque saben que una parte importante de la población considera que los comicios son "una farsa".

Prueba de ellos es el nivel de los cuatro candidatos que se enfrentarán ante el presidente, "políticos de segunda clase e insignificantes para algunos", concluye Ba.

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