Las memorias del "príncipe rojo" marroquí no encuentran defensores en su país

  • El "primo díscolo" del rey Mohamed VI de Marruecos, Mulay Hicham, autoexiliado del país desde hace doce años, acaba de publicar en Francia un libro de memorias, vilipendiado por los medios marroquíes mientras el monarca y su entorno guardan silencio.

Javier Otazu

Rabat, 29 abr.- El "primo díscolo" del rey Mohamed VI de Marruecos, Mulay Hicham, autoexiliado del país desde hace doce años, acaba de publicar en Francia un libro de memorias, vilipendiado por los medios marroquíes mientras el monarca y su entorno guardan silencio.

Pese a que el ministro de Comunicación, Mustafa al Jalfi, ha asegurado que el libro no será prohibido, lo cierto es, como comprobó Efe, que no está disponible en ninguna librería del país (que sí lo han solicitado) y circula solamente en su versión por internet, igual que sucedió con otros libros "malditos" recientes como "El rey predador".

Nunca un miembro de la familia real marroquí había expuesto en público las interioridades de la vida en el Palacio y, aunque no hay revelaciones de carácter íntimo ni se denuncian grandes escándalos, arroja luz sobre la difícil relación del rey con su padre cuando aún era príncipe, el ambiente hermético en que se mueve la familia real o el poder de que gozan los consejeros del monarca.

El llamado "el príncipe rojo", que ha roto con su primo y con toda la familia real, incluso sus propios hermanos, ha titulado sus memorias como "Diario de un príncipe proscrito", y en ellas deplora que "el pueblo marroquí no se da cuenta de que sigue viviendo en un régimen absolutista".

Las críticas políticas al sistema marroquí no son nuevas en el caso de Mulay Hicham, pero en esta ocasión el autor se explaya sobre su pésima relación con el rey Mohamed VI (al que llama M6), y alude a una enfermedad coronaria que sufrió en Estados Unidos en 2007, lamentando que ni siquiera entonces el rey se preocupó por su suerte.

"Aquello fue la prueba de que no solo M6 se burla de mi suerte, peor aún, es como si me enviara este mensaje: 'Por lo que a mí respecta, te puedes morir' ", escribe Mulay Hicham.

Desde la aparición de las memorias en Francia, el príncipe ha dado ya varias entrevistas a medios franceses como el diario Le Monde o la cadena France 24 (una en francés y otra en árabe), pero los medios oficiales marroquíes han hecho como si el libro no existiera.

Donde sí ha recibido atención es en numerosos periódicos, de papel o en la web, que han atacado a su autor con adjetivos como "pueril", "contradictorio" o "vengativo", criticando sobre todo el hecho de que siga utilizando su título de Príncipe (Mulay) y reclamando su lugar en la familia real, en la que por cierto es tercero en la línea sucesoria.

El director del diario Al Ahdaz al Magrebiya, Mojtar Lagzaui, justificó el enorme interés que su periódico ha dedicado al libro porque nunca antes un miembro de la familia real hubiera hablado en primera persona, pero dijo sentirse "decepcionado, como todo el mundo, porque esperábamos análisis y grandes debates y solo hemos encontrado pequeñas anécdotas".

Lagzaui no dudó en definir a Mulay Hicham como "alguien con complejos, que busca deshacerse de su pasado, y para quien su mayor problema es que va a quedarse toda su vida solo como príncipe", según dijo a Efe.

En Marruecos no ha habido prácticamente artículos que hayan defendido a Mulay Hicham de esta especie de linchamiento mediático, y solo desde España el periodista marroquí Huseín Majdoubi, que anima la página Alif Post dedicada a Marruecos y que es próximo al autor, ha defendido su contenido.

"El libro quita la máscara de la falsa política triunfalista del régimen y, como suele ocurrir en los países árabes monárquicos, una gran parte de la prensa evita discutir el contenido y se inclina por los insultos, para dejar contento al sultán y su entorno", comentó Majdoubi a Efe.

Llama la atención que periodistas también a su modo "proscritos" de Marruecos y autoexiliados por encontronazos con el régimen hayan criticado duramente el libro del príncipe rojo al encontrar en él alusiones personales de tono cuando menos condescendiente, como ha sucedido con Ali Ammar o Ali Lmrabet, por poner dos ejemplos.

No es casual que las críticas de Ammar y Lmarabet, dos periodistas que habitualmente son silenciados en la prensa marroquí por sus críticas y su mordacidad, en esta ocasión hayan sido recibidos con las puertas abiertas y sus comentarios publicados a diestra y siniestra.

Mulay Hicham se queja en su libro de que cada vez que viene a Marruecos es seguido y espiado, de que tiene el teléfono intervenido y de que le han retirado el estatus diplomático de que aún gozan sus hermanos. Y a pesar de todo, declara seguir siendo miembro de la misma Familia Real de la que se siente expulsado.

Mostrar comentarios