Las municipales francesas, primer test electoral para el presidente Hollande

  • Las elecciones municipales que se celebrarán en Francia a finales de mes servirán para repartir el poder local, pero también para medir las fuerzas a nivel nacional, dos años después del triunfo en las presidenciales del socialista François Hollande.

Luis Miguel Pascual

París, 1 mar.- Las elecciones municipales que se celebrarán en Francia a finales de mes servirán para repartir el poder local, pero también para medir las fuerzas a nivel nacional, dos años después del triunfo en las presidenciales del socialista François Hollande.

Se trata del primer escrutinio nacional desde que Hollande accedió al palacio del Elíseo y de que su victoria fuera respaldada, un mes más tarde, por una mayoría en las legislativas.

Por eso, las municipales servirán de termómetro para comprobar el desgaste del Partido Socialista (PS), el estado de los conservadores de la UMP tras la derrota de Nicolas Sarkozy y la auténtica pujanza del ultraderechista Frente Nacional (FN) de Marie Le Pen, que todas las encuestas dan en claro ascenso.

Servirá también para medir en las urnas el deterioro de la popularidad de Hollande, cuya gestión despierta un rechazo récord en la historia del país, con solo uno de cada cuatro franceses a su favor.

En caso de varapalo en los comicios, que se dirimirán en dos vueltas el 23 y el 30 próximos, Hollande podría verse obligado a remodelar su Gobierno para afrontar con nuevos bríos la segunda parte de su mandato, que acaba en 2017.

A menos que el presidente opte por esperar un mes y cambiar el Gobierno a las europeas del 25 de mayo.

La sustitución del primer ministro, Jean-Marc Ayrault, es la hipótesis más recogida por los medios y analistas franceses, ante la falta de consistencia que le atribuyen en los dos años que lleva en el cargo, con constantes desajustes en el Ejecutivo.

El actual titular de Interior, Manuel Valls, es el favorito de los franceses para hacerse con la jefatura del Gobierno, lo que marcaría un giro a la derecha de la política del presidente socialista, en línea con la trayectoria fijada a principios de año por el presidente.

Entonces, Hollande propuso a los empresarios un pacto, bajarles los impuestos a cambio de compromisos de contratación para detener la sangría del paro, un rumbo socialdemócrata en la política de un presidente que en 2012, durante la campaña electoral, se presentó como el enemigo de las finanzas.

El cambio no ha sido bien recibido en la izquierda, aliados en la primera parte de su mandato, pero tampoco entre los sectores más progresistas del propio PS.

Los candidatos municipales socialistas se verán afectados, para bien o para mal, por la política del Ejecutivo, pese a que sus dirigentes se esfuerzan por desvincular el voto local de las cuestiones nacionales.

Los conservadores buscan confirmar la victoria en número total de votos que les auguran los sondeos y que presentarían en descrédito del Gobierno, mientras los socialistas se centran en sumar algunas simbólicas victorias locales.

París, gobernada desde 2001 por el socialista Bertrand Delanoë, vivirá un duelo femenino, ante la retirada del hombre que arrebató la alcaldía de la capital a la derecha.

Su número dos, la política de origen español Anne Hidalgo, aparece como favorita de las encuestas, por delante de la exministra conservadora Nathalie Kosciusko-Morizet, que pese a contar con el respaldo explícito del expresidente Nicolas Sarkozy no parece tener detrás a todo el aparato de su partido.

El escrutinio en Marsella, segunda ciudad del país, aparece más cerrado, entre el veterano conservador Jean-Claude Gaudin, que a sus 74 años quiere renovar el mandato iniciado en 1995, y el socialista Patrick Mennucci, un peso pesado de la política local y diputado por esa circunscripción, al que las encuestas dan opciones de triunfo.

Mantener París y arrebatar a la derecha Marsella salvaría la cara del PS si se produce la esperada derrota en votos.

El FN, por su parte, espera influir en las grandes ciudades, pero sobre todo ganar algunos municipios de media talla.

La formación ultraderechista quiere rentabilizar la nueva imagen de su líder, Marine Le Pen, que huye de la radicalidad de su padre para conquistar mayores sectores de la población.

Los sondeos le otorgan en torno al 8 % de los votos, pese a que no presenta candidatos en todos los municipios, y la dirección asegura tener opciones de victoria en una quincena de ciudades, la mayor de ellas Perpiñán, en el sureste del país, con algo más de 115.000 habitantes.

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