Ley de Víctimas siembra esperanza en histórico bastión paramilitar colombiano

  • Unas 5.000 personas llegadas de diferentes puntos del noroeste de Colombia se reunieron hoy en el municipio urabeño de Necoclí, un histórico bastión paramilitar, en un acto organizado por el Gobierno para presentar la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras en la región.

Necoclí (Colombia), 11 feb.- Unas 5.000 personas llegadas de diferentes puntos del noroeste de Colombia se reunieron hoy en el municipio urabeño de Necoclí, un histórico bastión paramilitar, en un acto organizado por el Gobierno para presentar la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras en la región.

Miles de campesinos afrodescendientes, mestizos e indígenas provenientes de diferentes municipios del Urabá antioqueño, chocoano y de Córdoba, y afectados por el conflicto armado que ha azotado la región en las últimas décadas, acudieron con la esperanza de que les sean restituidas las tierras de las que un día fueron desplazados.

Y precisamente esperanzados fue como salieron del evento la mayoría de asistentes, recogiendo las promesas del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y convencidos de que "tarde o temprano" sus tierras les serán restituidas.

Por su posición estratégica con salida al mar Caribe y fronteriza con Panamá, el Urabá ha sido una región en disputa entre las diferentes guerrillas, narcotraficantes y paramilitares, con una importante presencia de estos últimos que la convirtieron en uno de sus bastiones.

"Aquí estuvieron todos los grupos violentos, las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), el EPL (Ejército Popular de Liberación), todos los movimientos guerrilleros, los paramilitares, ahora las bandas criminales; en cierta forma se ensañaron en Urabá y aquí cometieron los peores atropellos", afirmó Santos.

Luis Miguel, un exparamilitar desmovilizado de Necoclí, aseguró a Efe que la violencia en la región disminuyó desde que los miembros del bloque Élmer Cardenas de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) volvieron a la legalidad.

Mientras, otros habitantes de la localidad explicaron desde el anonimato que a pesar del proceso de desmovilización de las AUC entre 2003 y 2006, cuando cerca de 31.000 hombres entregaron las armas, la región sigue padeciendo la violencia que ahora ejercen Los Urabeños, herederos de las estructuras narcoparamilitares.

La delicada situación del Urabá, que entre 2008 y 2011 ha enterrado a once personas asesinadas por reclamar sus tierras, llevó al Gobierno a escoger la región como uno de los primeros lugares en los que acercar la Ley, en vigor desde el 1 de enero pasado, a sus beneficiarios.

La legislación, aprobada por el Congreso por iniciativa del Ejecutivo, fue rubricada en junio del año pasado para reparar a varios millones de víctimas del conflicto armado, entre ellos a los desplazados, que suman unos 5,2 millones de personas desde 1985, según organizaciones no gubernamentales (ONG).

El acto, convertido en espectáculo con la actuación del cantautor bogotano Fonseca, contó con una importante presencia institucional encabezada por Santos, y con ministros y gobernadores, además de alcaldes, congresistas, senadores y embajadores.

Congregados en el diamante de béisbol de la localidad, los campesinos asistieron a un efusivo discurso de Santos en el que prometió que la Ley de Víctimas y Reparación de Tierras "se va a hacer efectiva contra viento y marea y contra cualquier enemigo, porque eso es lo que quiere el pueblo colombiano".

También tuvieron voz las víctimas: Ana Cantero, miembro del colectivo Tierra y Vida y desplazada de una vereda del puerto caribeño de Turbo, agradeció al Gobierno su voluntad de restituir las tierras y reparar a las víctimas.

"A mí me desaparecieron en 1987 a mi papá y mis hermanos; en 1995 las autodefensas nos quitaron nuestras tierras y nos echamos a rodar, sin ninguna esperanza", expresó Cantero entre sollozos.

Antes, y bajo un calor sofocante, algunos asistentes se acercaron a las oficinas de la Unidad de Tierras y de Justicia Transicional, adscritas al Ministerio de Agricultura e instaladas en el recinto, para inscribirse y asesorarse sobre cómo reclamar sus territorios.

Uno de ellos, Carlos Fernández, proveniente de Turbo, se informaba de la posibilidad de recuperar las tierras que le obligaron a vender los paramilitares.

"Vinieron y me dijeron que vendía sí o sí y me dieron un millón y medio de pesos por ellas", explicó a Efe, abatido, el campesino.

Durante el acto, Santos entregó 57 títulos correspondientes a 53 hectáreas de tierras rurales despojadas a campesinos de Necoclí, las cuales fueron recogidas por cinco representantes de los verdaderos dueños.

Estas tierras se suman a las más de 800.000 hectáreas que el Gobierno ya ha entregado a sus verdaderos dueños desde antes de la implantación de la norma y, que de cumplirse los objetivos fijados a 2014, lograrán alcanzar 3,5 millones de hectáreas.

Tras ser tomada por la fuerza pública a lo largo de toda la semana para asegurar la llegada del presidente Santos y por las amenazas de un posible rebrote de la violencia, Necoclí vivió con una relativa festividad la jornada, en un rincón de Colombia en el que el Estado suele tener poca presencia.

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