Libanés preso en Perú dice que fue torturado para admitir ser de Hezbolá

"Es un caso de abuso y vamos a formular una denuncia penal por torturas en contra de Muhammad Ghaleb Hamdar", aseguró el abogado Carlos Rivera.

El libanés fue capturado en Lima el 28 de octubre de 2014, semanas antes de la Conferencia de la ONU sobre el Clima (COP20) que se realizó en diciembre en la capital peruana.

Según Rivera, su defendido "fue torturado y presionado psicológicamente por la Policía Nacional del Perú para ablandarlo. Estuvo encapuchado y lo interrogaron durante tres días personas que le hablaron en árabe y hebreo", sin la presencia de su abogado ni de fiscales.

La defensa del libanés sostiene que éste admitió ante la policía, en la primera quincena de noviembre de 2014, ser parte de Hezbolá, debido a las presiones a las que fue sometido, aunque luego negó todo ante un juez.

Ghaled Hamdar, de 29 años, cumple una orden judicial de prisión preventiva de 18 meses ante un temor de fuga por parte de las autoridades, que lo investigan por "terrorismo internacional".

También se le acusa de ingresar a Perú con documentación falsa, usando un pasaporte de Sierra Leona en lugar del libanés.

"He pedido modificar el mandato de detención preventiva por el de comparecencia porque en el lapso que lleva detenido no se ha aportado ninguna prueba sobre el grave delito de terrorismo del que se le acusa", sostuvo a la AFP Rivera, quien integra la prestigiosa ONG de Derechos Humanos, el Instituto de Defensa Legal.

Según la Fiscalía peruana el libanés "habría venido a Perú a cumplir la misión de atentados internacionales de Hezbolá" en contra de intereses de la comunidad judía.

En noviembre de 2014, el entonces jefe de la Policía Nacional del Perú, el general Jorge Flores, señaló que se halló en el detenido "adherencias explosivas para TNT, tanto en la basura, como en las manos. Y él ha aceptado ser miembro de Hezbolá".

Ghaled ingresó a Perú desde Brasil y admitió haber usado un pasaporte falso para acelerar su llegada a Perú donde se casó con una peruana con nacionalidad estadounidense, divorciada de un exagente de la DEA (policía antidrogas de Estados Unidos). Su esposa es procesada en libertad.

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