Los bosnios se despiertan de la apatía tras años de estancamiento político

  • El descontento ciudadano en Bosnia y Herzegovina, acumulado tras años de divisiones y estancamiento político, ha culminado en unas protestas masivas contra sus líderes, su ineficacia e incapacidad de emprender reformas y crear una vida mejor, casi dos décadas después de la guerra.

Nedim Hasic

Sarajevo, 14 jun.- El descontento ciudadano en Bosnia y Herzegovina, acumulado tras años de divisiones y estancamiento político, ha culminado en unas protestas masivas contra sus líderes, su ineficacia e incapacidad de emprender reformas y crear una vida mejor, casi dos décadas después de la guerra.

La gota que ha colmado el vaso es la inacción política sobre una ley que regula la emisión de números de identificación personal.

El trasfondo real es un conflicto interétnico sobre las nuevas fronteras de los municipios, por lo que se paralizó por vía judicial la emisión de números de identificación.

Los serbios de Bosnia temen que los nuevos números puedan traspasar las fronteras étnicas de los municipios, lo que a su vez podría debilitar la autoridad de su ente autónomo.

Pero la no emisión de números de identificación hace imposible acceder a documentos de identidad y tarjetas sanitarias para los recién nacidos, lo que está causando serios problemas a las familias que no acceden a servicios sanitarios para sus hijos.

Desde la pasada semana, en Sarajevo y otras ciudades bosnias hubo protestas casi diarias y sin connotación étnica, que reivindicaban que los políticos se pongan a solucionar los problemas de la gente.

"Bosnia está ante un colapso total. Los responsables políticos se muestran indiferentes ante los problemas más elementales de los ciudadanos", explica a Efe Ivana Korajlic, representante de la organización "Transparencia Internacional" en Bosnia.

"Los políticos bloquean las instituciones por los mezquinos intereses de sus partidos, todo bajo la máscara de 'intereses nacionales vitales'", agrega.

Sudbin Music, un activista del sector no gubernamental de Bosnia, considera que las recientes protestas, a las que han acudido hasta 10.000 personas a la vez, "son tal vez el momento histórico más importante en el país después de la guerra (1992-95)".

La más reciente protesta masiva fue el pasado miércoles pero desde entonces los líderes de los manifestantes han anunciado una "tregua" en las movilizaciones hasta el próximo 1 de julio.

Si hasta entonces no se resuelve el problema de los números de identidad, volverán a llenar las calles con más fuerza, aseguran.

Las desavenencias entre los líderes de los tres pueblos bosnios -musulmanes, serbios y croatas- y sus intentos de dar un contexto étnico a cualquier problema, bloquean las reformas que el país necesita para acercarse hacia la Unión Europea (UE).

"Aseguran que no necesitamos al representante internacional ni a la comunidad internacional para que no se metan en nuestras decisiones, pero resulta que nuestro gobierno es incapaz de tomar decisiones responsables, y que necesitamos todavía un 'policía' desde fuera que decida a última hora", señala Music.

En el corazón del problema está la incapacidad política de encontrar un acuerdo sobre la reforma de la Constitución bosnia, recogida en el Acuerdo de Paz de Dayton de 1995, aunque es una condición de la UE para el acercamiento del país balcánico.

Desde Dayton, Bosnia es un Estado compuesto por dos entes con amplia autonomía, uno común de musulmanes y croatas y otro serbio.

Las instituciones de poder centrales son muy ineficaces, y son tuteladas por un representante de la comunidad internacional, actualmente el diplomático austríaco Valentin Inzco.

Además, existen 10 cantones municipales del ente musulmano-croata y un distrito autónomo en torno a la ciudad de Brcko, lo que genera un enorme aparto administrativo, con cinco presidentes, 14 gobiernos y cientos de diputados, que consumen casi el 75 % del presupuesto del país, uno de los más pobres de Europa

Según la ONU, Bosnia es el país más corrupto del sureste de Europa y pierde por eso al menos 500 millones de euros al año.

"El bloqueo de Bosnia-Herzegovina, político, económico, social, ideológico, está en la estructura bicéfala esquizofrénica del país", explica Dragan Bursac, un analista político en Banja Luka, la capital de la llamada República Serbia de Bosnia.

"El gobierno de la federación (ente musulmano-croata) preferiría abolirse a sí mismo. Y el ente serbio vive con una visión mitómana de secesión", segura.

El Gobierno y el Parlamento de la federación prácticamente no funcionan desde hace meses, y el presidente autonómico incluso se encuentra detenido bajo acusación de corrupción.

Mientras, el presidente de la República Serbia, Milorad Dodik, reitera que Bosnia Herzegovina "se está disgregando" y que sólo puede mantenerse dividida en sus autonomías.

Desde el fin de la guerra, que se cobró más de 100.000 muertos, los políticos bosnios pocas veces han llegado a un consenso sin una rotunda mediación internacional.

Desde 1995, la comunidad internacional ha donado a Bosnia Herzegovina unos 7.500 millones de euros para su recuperación económica e institucional. Por ahora, sin éxito.

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