En la localidad de Azaz y sus alrededores, situada a cinco kilómetros de la frontera con Turquía, familias enteras están obligadas a dormir a la intemperie o en tiendas abarrotadas con hasta 20 personas dentro.
"Ya no hay plazas suficientes para acoger a todas las familias", lamenta Ahmad al Mohamad, de Médicos Sin Fronteras (MSF), que cada día viaja desde Turquía hasta la provincia de Alepo. "Los primeros días muchos desplazados dormían en la calle, al aire libre y sin mantas", explicó a la AFP.
Según la ONU, 31.000 personas han huido de la ciudad de Alepo y su región, done las fuerzas gubernamentales siguen intentando rodear los sectores en manos de los rebeldes.
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