Los cinco desafíos que esperan a Aung San Suu Kyi en Birmania

  • En un país que la junta birmana dejó en ruinas, los desafíos que aguardan a Aung San Suu Kyi y a los miembros de su partido -la mayoría sin experiencia política-, son considerables.

La primera tarea del nuevo Parlamento, que asumió el lunes, será elegir al próximo presidente. El actual, Thein Sein, seguirá en funciones hasta fines de marzo.

Actualmente, Suu Kyi no puede aspirar al cargo debido a un artículo de la Constitución que impide el acceso a las personas con hijos de nacionalidad extranjera. En su caso, sus dos hijos son británicos.

Para cambiar esa disposición constitucional, es necesario el apoyo de los diputados militares, que conservan una minoría de bloqueo de 25% de los escaños.

Desde la victoria electoral de su partido en noviembre, La Liga Nacional para la Democracia (LND), Suu Kyi negocia intensamente con el poder saliente y con el ejército.

La LND no ha dado ningún indicio sobre su candidato presidencial.

Suu Kyi afirmó que la primera misión del próximo gobierno será "construir la paz" en el país.

Pero el gobierno necesitará el apoyo del ejército para avanzar hacia el fin de los conflictos étnicos armados que sacuden las regiones fronterizas desde la independencia de Birmania en 1948.

La LND promete priorizar la educación y la sanidad.

El presupuesto para ambos sectores es uno de los más bajos a nivel mundial, mientras Birmania es uno de los países con una mayor tasa de trabajo infantil.

Más de un tercio de la población vive bajo el umbral de la pobreza y un 70% del país no tiene electricidad.

El país, que salió exangüe de décadas de junta militar, registra el cuarto mayor crecimiento mundial, según el Banco Mundial. Pero el PIB por habitante es uno de los más bajos de Asia del Sudeste.

La economía, que Suu Kyi prometió será transparente, sigue dominada por controvertidos hombres de negocios con vínculos con el antiguo régimen, y la corrupción es una de las mayores lacras.

Los herederos del antiguo régimen seguirán siendo una fuerza crucial en el país, gracias al 25% de los diputados militares no electos.

El jefe del ejército conservará además la prerrogativa de nombrar a algunos ministros clave como los de Interior y Defensa.

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