Los faroles de Wikileaks

  • ¿Puro marketing o engaño? Las grandes cifras de las filtraciones de Wikileaks a menudo no se corresponden con revelaciones del mismo calado.

Wikileaks, de la cumbre al hoyo
Wikileaks, de la cumbre al hoyo
Raúl Arias

Cinco millones de correos electrónicos de Stratfor, la "CIA en la sombra". 287 archivos de empresas de espionaje. 779 documentos secretos de Guantánamo. 3.700 documentos polémicos sobre Israel. 250.000 cables diplomáticos de EEUU.

400.000 documentos clasificados de la guerra de Irak, otros 92.000 de Afganistán… y un vídeo mostrando un supuesto error fatal de militares estadounidenses que acribillaron a periodistas pensando que eran insurgentes.

Los números del currículum de Wikileaks resultan impactantes, los resultados de las primeras filtraciones también. Pero las cifras también engañan y la calidad de las filtraciones ha ido disminuyendo. En 2010 sorprendió al mundo con una grabación clave de la guerra de Irak titulado con ironía "Collateral Murder". A esa filtración le siguieron documentos reveladores sobre las guerras más polémicas de los últimos años.

Después Wikileaks pasó a publicar mensajes comprometedores de la diplomacia estadounidense. Fueron mucha cantidad, pero en muchos casos no hacían más que confirmar lo que ya era vox pópuli o resultaban notablemente menos comprometedores que los anteriores documentos.

Fue la última vez que el portal de filtraciones fundado por Julian Assange dio un 'pelotazo'. Desde entonces, el número de documentos se han reducido en cantidad o calidad.

La última apuesta frustrada de Wikileaks

Incluso el último gran lanzamiento, con "5 millones de correos electrónicos" pirateados a la compañía de Inteligencia privada Stratfor han resultado ser una decepción. Es cierto que ha dado lugar al goteo de algunas revelaciones, como las sospechas de corrupción que se ciernen sobre un antiguo directivo de Goldman Sachs o la última teoría conspiratoria sobre Bin Laden (que su cuerpo fue llevado a EEUU y no tirado al océano, como aseguró la versión oficial).

Pero la propia organización del pirata informático se pilló los dedos al asegurar -a través de sus medios colaboradores- que Stratfor tenía poca credibilidad. Le echan en cara a la empresa que saque la mayor parte de su información de asuntos ya publicados en internet.

Cantidad y calidad reñidas

Por otra parte, está el juego de los grandes números. De los cinco millones de correos secretos filtrados hace dos semanas, solo han salido a la luz estas dos informaciones más novedosas. De los 400.000 documentos vendidos sobre la guerra de Irak, hubo conclusiones demoledoras como que EEUU encubrió torturas y asesinatos de civiles.

Pero no es que cada uno de esos 400.000 documentos mostraran informaciones tan impactantes. Fue más bien el conjunto de muchos lo que parecía confirmarlo.

Otros muchos, consultados por este periódico, simplemente hablaban de la rutina diaria de las misiones durante la guerra o no eran más que escuetas frases de las comunicaciones y puestas al día de los militares. La misma dinámica se dio en el caso de los 92.000 documentos de Afganistán.

Aquella fue la época de gloria de la nueva garganta profunda de la era cibernética. En otoño de 2011 Wikileaks anunció que se retiraba indefinidamente por falta de dinero.

Vieja gloria abandonada nada más nacer

Los grandes medios como The New York Times se habían distanciado del portal después de que publicara nombres de fuentes de la diplomacia estadounidense. Las críticas de organizaciones humanitarias también fueron fuertes, por considerar que ponían en peligro la integridad de esas personas.

Ha pasado ya más de un año desde que el líder de Wikileaks, Julian Assange, fuera retenido en el Reino Unido por petición de la Fiscalía sueca. El hacker australiano lleva desde diciembre de 2010 luchando para que no le extraditen a ese país, donde dos mujeres le acusan de delitos sexuales.

Sin dinero, sin el apoyo de los medios más prestigiosos (en algunos casos ha roto relaciones el propio Assange con ellos por sentirse traicionado) y con su carismático fundador preocupado por sus peleas judiciales, Wikileaks ha intentado revivir con la filtración de Stratfor. Pero el eco de este último chivatazo informático ha sido nulo en comparación con los primeros.

Es más, sobre los planes de EEUU con respecto a Irán no ha habido ninguna revelación. Estando ahora en el ojo del huracán informativo, con Israel más que dispuesto a atacar en los próximos meses con el respaldo de Obama, habría proporcionado información realmente relevante. O con la campaña electoral para las presidenciales de EEUU en marcha, Wikileaks habría podido encontrar otro filón informativo. De momento, ninguna de las dos opciones ha sucedido.

Wikileaks, centrado en la causa de su líder

De los cinco millones de correos electrónicos hechos públicos el 27 de febrero pasado, Wikileaks se ha preocupado de aprovechar la ocasión para defender la causa judicial de Assange. La organización defiende que todo es una mera conspiración de EEUU para enjuiciar a quien ha puesto las cartas de la primera potencia mundial sobre la mesa.

Y en estas dos últimas semanas su agencia de comunicación Sunshine Press solo ha enviado dos comunicados a los medios (en su cuenta de Twitter sí ha publicitado informaciones más diversas): el primero, anunciando la filtración; el segundo, afirmando que losmails interceptados confirman su teoría sobre EEUU.

Pero si los propios medios colaboradores de Assange han declarado que la "CIA en la sombra" es un timo, ¿qué relevancia pueden tener los cinco millones de correos que han pirateado a esta consultoría de relaciones internacionales?

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