Los políticos empiezan a mirar más allá del 20N

  • No han llegado todavía al ecuador de la campaña y muchos políticos están mirando ya más allá del día de las elecciones, sobre todo convencidos de que, pase lo que pase en las urnas, habrá que ponerse manos a la obra económica desde el primer minuto.

Luis Sanz

Madrid, 10 nov.- No han llegado todavía al ecuador de la campaña y muchos políticos están mirando ya más allá del día de las elecciones, sobre todo convencidos de que, pase lo que pase en las urnas, habrá que ponerse manos a la obra económica desde el primer minuto.

Y es que hoy, séptimo día, se rebajan las perspectivas de crecimiento de España, baja la Bolsa y la prima de riesgo sigue por encima de los 400 puntos, cosas que a los españoles nos sonaban ajenas hasta hace unos meses, pero que ahora nos preocupan tanto como si el chaval nos trajera un insuficiente en mates.

Con este panorama, son cada vez más las voces que parecen estar deseando que se acabe esto y que ponen de manifiesto como nunca que las campañas electorales son un producto perecedero, que se consume deprisa y deja poco recuerdo.

Los vídeos se presentan y en el día se retiran; los candidatos pasan por las ciudades fugazmente, sueltan sus proclamas y se van, y, de camino en el coche, van pensando en a quién elegirán de ministro o si convocarán el congreso del partido en primavera o en verano.

Uno de los que ya piensa en el 21 de noviembre es el candidato de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, que ha insistido en su idea de gobierno de concentración y ha dicho que el próximo Ejecutivo -él ya habla directamente del PP- tendrá que tomar medidas urgentemente sin esperar a las próximas elecciones andaluzas.

¡Hay que ver que fijación ha cogido este hombre con Andalucía últimamente!.

Duran se ha disculpado hoy por "sus prontos", que ha atribuido a la fatiga, después de reconocer que hoy no ha tenido un comportamiento correcto en una entrevista en televisión, ni con un empresario holandés que había cuestionado la oportunidad de plantear ahora el pacto fiscal.

El caso es que no es el único que cree que no queda tiempo que perder y el propio José María Aznar decía recientemente que no hay tiempo para cien días de cortesía ante una España "en bancarrota" y que habrá que tomar medidas desde el principio.

Tampoco los banqueros creen que el futuro Gobierno vaya a disponer de los tan traídos y llevados "cien días" y el presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), Miguel Martín, ha urgido a que quien gobierne haga rápido los deberes porque si no, "se los van a hacer".

De "economía de guerra" habla el Círculo de Empresarios y pide un plan de choque con medidas fiscales, laborales y financieras "en los primeros días" del nuevo Ejecutivo.

Hasta ETA, que no se resiste a meterse como siempre en la campaña electoral -afortunadamente ahora lo hace solo con comunicados o entrevistas-, piensa ya en el día después, dice que "el desarme está en la agenda" y habla incluso de un escenario con un Gobierno del Partido Popular.

También con prisa, María Dolores de Cospedal dice que "lo importante es que cuanto antes cambiemos" y apunta una especie de teoría de 'la amnistía electoral', al reiterar que su partido contará con todos y que "no le va a preguntar a nadie a quién ha votado antes y qué es lo que pensaba antes".

¿Es que los demás preguntan?.

Como para completar los malos augurios hoy se ha hablado de una Europa a dos velocidades -por si alguien duda, los rumores sitúan a España en la lenta- y por eso el favorito en las encuestas, Mariano Rajoy, ha tenido que mandar mensajes de calma.

Ha garantizado que hará que España corra como el que más, que tendrá un gobierno serio, que corregirá el déficit y que devolverá el país a la primera división en la que estaba "hasta que llegaron unos" -los socialistas, se entiende-.

Rajoy ha estado en Canarias y Rubalcaba en Baleares y allí ha aprovechado todo el follón europeo para recordar que, diga lo que diga el PP, la crisis no es "hispanoespañola". Es más, que el problema es Italia y que España está "completamente fuera de toda posibilidad de rescate".

Frase esta última cuya construcción gramatical resulta cuando menos inquietante.

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