Maduro involucra a Colombia en "sabotaje" económico y "operación sicológica"

  • El presidente venezolano, Nicolás Maduro, denunció hoy "una operación sicológica" y un plan de "sabotajes a la economía" que achacó a individualidades de Colombia y EE.UU., aunque también involucró a "algunas instituciones del Estado colombiano".

Aldo Rodríguez Villouta

Caracas, 30 may.- El presidente venezolano, Nicolás Maduro, denunció hoy "una operación sicológica" y un plan de "sabotajes a la economía" que achacó a individualidades de Colombia y EE.UU., aunque también involucró a "algunas instituciones del Estado colombiano".

El gobernante venezolano efectuó sus señalamientos un día después de que su canciller, Elías Jaua, fuera más contundente al respecto y afirmara que "los más altos poderes del Estado colombiano" forman parte de una "conspiración abierta contra la paz en Venezuela".

Jaua reaccionó así a la reunión privada que el mismo miércoles sostuvo en Bogotá el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, con el excandidato presidencial y líder opositor venezolano Henrique Capriles.

Capriles fue el principal rival de Maduro en los comicios del pasado 14 de abril, en las cuales denuncia que fue víctima de un fraude y por ello impugnó todo el proceso electoral ante el Supremo de Justicia, que aún no se pronuncia.

Maduro dijo hoy que Capriles, quien reclama la repetición de las elecciones, fue a dar su visto bueno a un plan de sabotaje y una operación sicológica ideados por el expresidente colombiano Álvaro Uribe y el exembajador estadounidense Roger Noriega, entre otros.

Este plan, manifestó Maduro, contempla "sabotajes" a la disponibilidad de divisas y a la oferta de productos de consumo masivo e incluye una adicional infiltración en su país de "un grupo de sicarios" con el objetivo de "asesinar a soldados venezolanos".

Se trata de "un plan de conspiración contra la paz de Venezuela desde Bogotá" y "lamentablemente cuenta con el apoyo del más alto nivel de "algunas instituciones del Estado colombiano", remarcó.

Sobre la "operación sicológica", Maduro le achacó la intención de "dividir" a "fuerzas revolucionarias" y destruir moralmente a sus líderes, entre ellos el jefe del Parlamento, el oficialista Diosdado Cabello, para posteriormente atentar contra su vida.

Maduro dijo tener las pruebas de sus denuncias y estar dispuesto a mostrarlas, pero en privado.

"Tengo los elementos probatorios para demostrar a cualquiera en el mundo, en privado tendría que ser, porque no voy a revelar las fuentes preciosas que ha logrado construir la Inteligencia del Estado revolucionario venezolano", dijo en un acto televisado.

Para analistas venezolanos consultados por Efe, lo dicho por Maduro, aunque frontal, baja el nivel inicial de la denuncia, ya que su canciller acusó la víspera a "los más altos poderes del Estado colombiano" de una "conspiración abierta" y a Santos de haber dado un paso hacia el "descarrilamiento de las buenas relaciones".

Capriles dijo hoy en Colombia que el asunto no pasa de "bravuconadas", "disparates", "barbaridades" y "declaraciones destempladas" de miembros de un Gobierno que quiere crear una "cortina de humo" para tapar problemas internos venezolanos.

Para Alberto Aranguibel, analista y consultor político afín a Maduro, si bien "hay una verdadera guerra que está dando la derecha con lineamientos emanados del Departamento de Estado de Estados Unidos", no es parte de ella el recibimiento de Capriles por Santos.

"Lo que está planteado en este momento no es de modo alguno una situación que pueda dimensionarse como una confrontación" entre Venezuela y Colombia, "esto no tiene esa estatura", dijo a Efe al coincidir en que lo dicho hoy por Maduro le quitó oxígeno en el Ejecutivo a una denuncia inicial más directa de Jaua.

"Lo que hay es una preocupación, un malestar que genera en el Gobierno esta reunión" de Santos con Capriles, pero "esta coyuntura no debe trascender de ahí", agregó Aranguibel.

Para su colega analista e internacionalista María Teresa Romero, docente en la Universidad Central de Venezuela (UCV-pública) e identificada con la oposición, la inicial reacción del Gobierno de Maduro fue efectivamente "desproporcionada".

"Es hasta ridículo que se ponga en jaque unas relaciones" porque Santos se reúna con el líder opositor de Venezuela, sostuvo Romero y por lo mismo dijo no creer que el malestar "vaya a pasar de aquí".

Desde las trincheras partidistas, la dirigente opositora Liliana Hernández también coincidió en que se trató de una reacción "exaltada e infantil", sobre todo a la luz de que Caracas, antaño, fue escenario de reuniones del alto Gobierno con la guerrilla colombiana.

"En el pasado, cuando aquí venían los jefes de la guerrilla colombiana, en Bogotá reaccionaban, pero no decían que se ponía una 'bomba' a las relaciones" entre los dos países, dijo Hernández a Efe, lo que también fue recordado por Vicente Díaz, uno de los cinco rectores principales del Poder Electoral venezolano.

"Gobierno se escandaliza porque Santos recibió al líder de la oposición venezolana olvidando cuando recibieron aquí a los jefes de las FARC", escribió Díaz en la red social Twitter.

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