Más allá de la aldea global

  • Huertos en casa, máquinas para hacer elpan, dispensadores de leche fresca y naranjas ecológicas a domicilio. Así lainnovación y la tecnología ponen otra vez de moda la tradición. Inventando unnuevo estilo de vida a kilómetro 0.
Más allá de la aldea global
Más allá de la aldea global
lainformacion.com
Alessia Cisternino

Local, global, "glocal". Y de repente otra vez local. Supermercados abiertos las 24 horas, entregas a domicilio de todo tipo de comida, fresas y naranjas durante todo el año, restaurantes en cada esquina. Justo cuando estábamos a punto de llorar la muerte de los sabores "hechos en casa" por culpa de Internet, de los implacables avances tecnológicos y sobre todo de la falta de tiempo, la tecnología nos enseña su cara buena y nos saca de la aldea global para convertir nuestras casas en una especie de sistema gastronómico autosuficiente que se parece mucho, salvando  las distancias, a el de nuestros bisabuelos.

No sólo de pan vive el hombre, es verdad. Pero nadie se atrevería a decir que el hombre (por lo menos en el mundo occidental) sería capaz de vivir sin pan. En los últimos años, hacer el pan en casa siempre ha sonado como algo muy "retro" e incluso, digámoslo, un poco extravagante. Pero ahora las máquinas panificadoras se han puesto tan de moda como hace poco los robots de cocina. Las hay de todas las marcas y el precio varía en función de las características de cada una y de la calidad de las piezas que las componen. Vienen acompañadas por un recetario y en general todo lo que hay que hacer es echar los ingredientes en la cestita y dejar que la tecnología haga el resto.

Es cierto que deberíamos saltarnos quizás tres o cuatro generaciones para llegar a saber de verdad qué sabor tiene el pan hecho en casa, pero tenemos buenas razones para creer que este pan que se cuece en nuestra cocina ultramoderna no es tan diferente del antiguo. Hablando de electrodomésticos capaces de recrear sabores más tradicionales en casa, también hay licuadoras para hacer zumos naturales, helados e incluso yogures.

Disponibles en cuatro tamaños diferentes, ligeros, manejables, hechos con materiales reciclables al 100%, se pueden comprar en Internet o en tiendas especializadas. Los huertos urbanos Leopoldo – diseñado por Marc Gispert Vidal – permiten crear en un espacio muy limitado, como puede ser por ejemplo un balcón, un pequeño huerto: lechuga, tomates, romero, albahaca, rúcula, flores comestibles. Se monta como un mueble de Ikea en unos diez minutos, se echa un poco de tierra, las semillas y el resto es, como siempre ha sido, cuestión de trabajo y de mucha suerte.

¿Estabais convencidos de que eso de leche fresca en una botella de cristal sin etiqueta era más hollywoodiano que real? Os equivocabais. Desde hace muy poco en ciudades como Madrid (Mivaca, en el Mercado de la Paz) o en la provincia de Barcelona y Girona (Font de llet) han aparecido unas máquinas dispensadoras de leche que deben mucho a la tecnología – ¡ya que evidentemente en su interior no hay vacas sino un mecanismo perfectamente moderno! –, pero que a la vez nos devuelven un ritual muy antiguo y un sabor casi olvidado. Además, al reutilizarse el mismo envase más veces (normalmente se vende en la misma máquina) este sistema representa una alternativa más ecológica e inteligente.

En Internet se puede comprar todo y lo sabemos. Pero normalmente y sobre todo cuando se trata de algo comestible, la facilidad con la que se consigue el producto es inversamente proporcional a la calidad del mismo. Con NaranjasEcológicas.com se cae otro tabú. Naranjas, mandarinas, pomelos proveniente de la zona de Carcaixent, una provincia valenciana con una larga tradición de cultivo de cítricos, entregados a domicilio nada más ser recolectados. 24 horas y unos cuantos siglos de avances tecnológicos después.

Leche fresca, pan recién hecho, un huerto en el balcón. Estábamos a punto de acostumbrarnos a este extraño punto intermedio entre lo global y lo local conocido como aldea global, que concilia sin poner de acuerdo el progreso y la tradición y de repente la innovación para sin parar, da un pequeño paso atrás y hace que volvamos a descubrir los sabores tradicionales. Alguien podría opinar que todos estas pequeñas "máquinas del tiempo" implican una inversión de tiempo bastante importante y un mayor nivel de complicación respecto a salir y entrar de un supermercado y de un restaurante. Y es verdad. Pero esto no quita que hay una tendencia en acto en este sentido y que esta tendencia está modificando el mercado y un estilo de vida que hasta hace poco nos imaginábamos sin vuelta atrás.

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