Mas enfrenta la semana 'horribilis' de su investidura fallida

    • El president acude este lunes al pleno con el único apoyo seguro de su candidatura.
    • La CUP blinda su negativa a Mas aunque sugiere a la vicepresidenta del Govern como alternativa.
El líder de CDC y 'president' en funciones, Artur Mas.
El líder de CDC y 'president' en funciones, Artur Mas.

Mas se enfrenta este lunes al que seguramente sea el momento más delicado de su trayectoria política. Una sesión de investidura 'en vacío' en la que, salvo fracaso precipitoso de los pronósticos, recibirá unicamente el apoyo de su candidatura, Junts pel Sí.

Nunca pensó el president llegar a este 9-N, fecha revestida de un notable halo para los independentistas-la misma en la que el año pasado se celebró el proceso participativo sobre la secesión-en la situación actual. Con un resultado electoral, 62 diputados, que deja su futuro político en la decisión de la CUP y con los anticapitalistas enrocados en el 'no'.

La formación liderada por Antonio Baños quiere evitar unos nuevos comicios en los que no confían en revalidar resultados, según fuentes consultadas. Pero ello no implica ceder a la primera, ni a la cuarta. En una posición de fuerza inédita, con diez escaños de 'salvación' para el president, la intención es tensar la cuerda al máximo para forzar a los convergentes a ceder a su propuesta escorada. El rechazo a Mas es, de entrada, una promesa electoral, tanto como lo es su programa de "emergencia social".

Desde las elecciones hasta ahora los hitos se han sucedido, empezando por el principal. La presentación en el Parlament de la propuesta de resolución independentista, pactada entre Junts y la CUP, y que este lunes por la mañana declarará, también salvo sorpresa mayúscula en las votaciones, el "inicio del proceso" hacia la república.

En lo relativo a la investidura, las posturas se mantienen enrocadas cuando de Mas se trata: desde la CUP, el rechazo cerrado a facilitarle la investidura, desde Junts, y pese a los titubeos iniciales-el propio cabeza de lista, Raül Romeva, llegó a afirmar que el acuerdo con ERC no implicaba al president como candidato- el cierre de filas en torno al president.Munté, ¿la alternativa de la CUP?

Pero el tiempo también hace mella y sí se aprecian relativas cesiones. Los anticapitalistas propondrán esta semana una alternativa al president, que podría ser, como adelantó este diario, la actual vicepresidenta en funciones de la Generalitat, Neus Munté. Así lo confirmó este domingo el diputado de la CUP, Benet Salellas, quien consideró que Munté reúne "requisitos positivos" para poder ser postulada como candidata de consenso. Pese a su cercanía a Mas, y que siempre se ha descartado como candidata, tiene a favor un perfil socialdemócrata y un pasado sindicalista del agrado para los de Baños, cómodos también con el hecho de queMunté nunca haya estado "vinculada ni salpicada" en los casos de corrupción que rodean a su partido, CDC, y que con insistencia les reprocharon en la anterior legislatura.

La postura de investidura genera acalorados debates internos en la CUP y orbita más en si extender o no el veto a Mas al resto de convergentes. Los anticapitalistas ya propusieron en su día una "presidencia coral", sin protagonistas claros, Un Ejecutivo "no tan presidencialista, con un órgano más colegial que pueda tener dos, tres, cuatro personas que simbolicen esta transversalidad", expuso la número dos, Anna Gabriel, señalando también que su intención no era "enterrar" políticamente a Mas.

La idea fue rechazada por la candidatura de Mas y topó con la ley del presidente de la Generalitat y del Gobierno, que plantea que no puede haber más de dos personas al mando.

En este tiempo, algunos diputados, como Julià de Jodar, sí se han mostrado partidarios a facilitar la investidura de Mas, siempre y cuando éste asuma un giro total, y convincente, a la izquierda en el que el "plan de emergencia social" diseñado por la CUP ocupe el protagonismo. Ese plan incluye el incumplimiento de varias resoluciones del Tribunal Constitucional, ya que exige que se retome el decreto ley, suspedido por el alto tribunal, que impide a las compañías de suministros cortar la luz o el gas a las familias en situación acreditada de vulnerabilidad económica.

Una asamblea de la CUP (archivo)Evitar nuevos comicios

Ni siquiera la propuesta de resolución ha supuesto alivio en las conversaciones. Los de Baños rechazan que la declaración sea leída en términos de apoyo a la investidura pese a que en ella sí se advierten las cesiones. El documento se expresa también en duros términos contra el Constitucional, al que considera "deslegitimado" y llama a la desobediencia a las leyes españolas. El conseller de Presidencia, Francesc Homs, advirtió este sábado de que la resolución y la investidura son "dos caras de la misma moneda" y avisó a la CUP de que el contenido de la propuesta puede verse bloqueado si siguen en sus negativas.

Por su parte, Mas, al colmo de paciencia, ha tratado de desencallar las negociaciones tomando él mismo las riendas y reuniéndose, de espaldas a su partido, con la dirección de Baños. Lo hizo precisamente un día antes de que esa declaración conjunta fuese presentada en el Parlament. No hubo cambios.

El convergente trata de cerrar mientras tanto las fracturas que esa propuesta ha provocado en su propio partido. Varios consellers hicieron patentes la semana pasada sus diferencias en un Consell Executiu especialmente tenso, en el que mostraron sus discrepancias sobre los términos de un acuerdo que, para algunos, implica asumir excesivos riesgos sin seguridad alguna sobre la investidura.

Mas les advirtió entonces con una nueva convocatoria electoral, si no se atienden a algunas reclamaciones de la formación de Baños. "Entonces, ¿qué me estáis pidiendo?¿Qué haya elecciones?".

Seguramente sea ése, hoy por hoy, el único punto de coincidencia. Si no hay acuerdo, el contador hacia unos nuevos comicios se pone en marcha. El escenario no es del gusto del independentismo. Primero, por el incierto panorama con unas generales a las puertas, segundo, porque los constitucionalistas se han visto paradójicamente impulsados por la misma resolución secesionista. Entre los convergentes no se duda de que el presidente del Gobierno ha hecho valer la circunstancia para aclarar su liderazgo y de que la cuestión soberanista será explotada con prioridad en la campaña.

Mientras, CDC trata de reconstruir una influencia quebrada entre los escándalos de los Pujol a través de de la candidatura Democràcia i Llibertat, la marca, encabezada por Francesc Homs para el Congreso, en la que diluirá sus siglas el 20-D. Una nueva apuesta política aún por definir y a la que confían su futuro político.El 'calendario' de MasA las diez de la mañana de este lunes, el Parlament vota la propuesta de resolución independentista, que saldrá previsiblemente adelante gracias a la mayoría que Junts pel Sí y la CUP tienen en la Cámara. Tras su aprobación, ya por la tarde, se celebrará el pleno de investidura.La sesión arrancará a las 17.00 horas con la intervención del presidente en funciones, Artur Mas, que ha sido propuesto para la reelección por la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, después de reunirse con representantes de todos los partidos, aunque sólo JxSí apoya su nombre.

Mas expondrá sin límite de tiempo sus argumentos para ser investido como presidente y, posteriormente, se suspenderá el pleno hasta la mañana siguiente, cuando se abrirá el turno de intervenciones de los partidos por orden de representación: después, Mas volverá a comparecer y su investidura se someterá a votación.

Para que Mas sea presidente en esta primera votación debe contar con el apoyo de la mayoría absoluta de la Cámara catalana y, si no lo logra, el pleno se suspenderá y se retomará el jueves con una nueva intervención de los grupos y del candidato. Tras estas comparecencias, el jueves por la tarde habrá una segunda votación, para la que Mas ya sólo necesitaría el apoyo de la mayoría simple para ser presidente: en caso de que tampoco la obtenga tendrá dos meses para buscar un acuerdo antes de que se agote el plazo el 9 de enero.

Si finalmente no se logra un pacto de investidura, en el que JxSí y la CUP trabajan desde que se conocieron los resultados del 27S, Mas deberá convocar nuevas elecciones, a no ser que se proponga un candidato alternativo que genere mayor consenso.



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