Matanza en Afganistán alimenta incertidumbre sobre futuro de misión de EE.UU.

  • La reciente matanza en Afganistán atribuida a un soldado estadounidense ahora trasladado a Kansas ha dejado una de las semanas más tensas entre Kabul y Washington, y podría exigir un replanteamiento del futuro rumbo de la misión en ese país.

María Peña

Washington, 18 mar.- La reciente matanza en Afganistán atribuida a un soldado estadounidense ahora trasladado a Kansas ha dejado una de las semanas más tensas entre Kabul y Washington, y podría exigir un replanteamiento del futuro rumbo de la misión en ese país.

El incidente, que le sigue a otro en febrero pasado con la quema de ejemplares del Corán en una base militar estadounidense, ha aumentado las tensiones en la ya complicada relación bilateral, mientras EE.UU. continúa frente a una importante coyuntura: ni se puede quedar indefinidamente, ni se puede ir antes de 2014, como está previsto.

La premisa de la estrategia de EE.UU. en Afganistán ha sido fomentar la estabilidad, capacitar a más de 200.000 soldados afganos, e impedir el renacimiento de Al Qaeda.

Pero la matanza de 16 civiles desarmados el pasado 11 de marzo cerca de Kandahar, incluyendo nueve niños, da abono a quienes apoyan agilizar la salida de las tropas estadounidenses.

El Pentágono aún no ha dicho públicamente cuándo presentará cargos contra el soldado Robert Bales, a quien se atribuye la masacre, ni si contempla un plan de indemnización para resarcir a los familiares de las víctimas.

El presidente Barack Obama dijo el miércoles pasado que no habrá cambios repentinos en el plan para la retirada paulatina de Afganistán, empezando con al menos 23.000 soldados en septiembre próximo, con la idea de completar la salida de la mayoría de las unidades de combate para fines de 2014.

Su homólogo afgano, Hamid Karzai, ha dejado en claro la frustración y antipatía de la población por la presencia militar estadounidense.

Al reunirse con los familiares de las víctimas el viernes, Karzai elevó oraciones para que Dios "nos rescate de estos dos demonios", en alusión a los talibanes y a lo que muchos interpretaron como las tropas estadounidenses.

Para Stephen Biddle, analista de asuntos de defensa del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, por su sigla en inglés) los reveses en Afganistán quizá no alteren la estrategia actual pero sí agravarán las tensiones en las relaciones entre Obama y Karzai, al punto que bien podrían provocar una ruptura.

Aunque ninguno ha rebasado el límite de tolerancia del otro "han estado cerca en muchas ocasiones, y es plausible pensar que eventualmente pueda ocurrir", sobre todo si Karzai quiere restringir la presencia de las tropas, dijo Biddle en la página web del CFR.

La única solución para poner fin a la guerra, apuntó, es mediante un acuerdo consensuado.

La nueva crisis dominó en los programas televisivos estadounidenses y ha dejado al descubierto las divisiones de los conservadores sobre la misión en el país asiático.

Los dos principales candidatos presidenciales republicanos, Mitt Romney y Rick Santorum, criticaron la estrategia de Obama.

En declaraciones al programa "Fox News Sunday", Romney dijo oponerse a una retirada prematura e indicó que Obama debería estar "más implicado" con los comandantes militares sobre el terreno.

Se calcula que unos 90.000 soldados estadounidenses permanecen en Afganistán. De éstos, unos 23.000 soldados se retirarán para finales de septiembre próximo, aunque el plan no está ultimado.

Por su parte, Santorum sugirió que Obama ha insuflado "esperanzas" a los insurgentes en Afganistán con su plan de salida.

"O nos comprometemos a ganar, o nos salimos. Yo trabajaría con nuestros expertos... y con el Gobierno afgano para asegurar que nos comprometemos para que tengan éxito", afirmó Santorum, en el programa "This Week" de la cadena ABC.

Mientras, el reconocido comentarista conservador George Will opinó en el mismo programa que el impacto de los últimos sucesos sobre la opinión pública en EE.UU. es una especie "de ofensiva Tet pero en cámara lenta".

Aunque ese ataque sorpresa contra las fuerzas de EE.UU. y survietnamitas durante la Guerra de Vietnam produjo grandes bajas a los insurgentes, el hecho de que pudieron lanzar la ofensiva mermó el apoyo de la opinión pública estadounidense.

"Hizo añicos el apoyo estadounidense, y eso es lo que está sucediendo ahora", argumentó Will.

Según una encuesta conjunta de la cadena ABC News y el diario The Washington, divulgada el mismo día de la masacre, el 60 % de los estadounidenses cree que la guerra en Afganistán no vale la pena.

Aún así, el éxito de EE.UU. en Afganistán es de máxima prioridad para Obama, en el marco de su estrategia para conseguir la reelección.

Obama asistió hoy a una misa en una iglesia a pocos pasos de la Casa Blanca, saludó a la prensa pero no contestó qué pediría en sus oraciones.

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